El Observador de la Actualidad

EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD
Periodismo católico para la familia de hoy
20 de abril de 2003 No.406

SUMARIO

bulletCARTAS DEL DIRECTOR - El principio del bien superior
bulletCarta de Jesús para ti
bulletEL RINCÓN DEL PAPA - En Cristo hemos resucitado todos
bulletLOS LECTORES HABLAN - Muerte, enemigo humano
bulletAL PASO DE DIOS - Una apuesta por la Pascua
bulletFAMILIA - Masculinidad
bulletFAMILIA - Feminidad
bulletPINCELADAS - Virtudes humanas
bulletPREGUNTAS CON RESPUESTA - ¿Verdaderamente resucitó Jesucristo?
bulletLOS VALORES DE LOS MEXICANOS - Solidaridad: un valor en la familia
bulletCULTURA - Baja autoestima
bulletINTERNACIONAL - Examen sobre la guerra de Iraq
bulletCOMUNICACIÓN - El amor en los tiempos de la red
bulletSin la Eucaristía la Iglesia sería un museo

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CARTAS DEL DIRECTOR
El principio del bien superior

Por Jaime Septién Crespo


He estado, los últimos días, reflexionando sobre este artículo. Sobre la doctrina social de la Iglesia, la ley natural y la capacidad que dan de tomar decisiones justas. Me refiero a decisiones y acciones en las que se involucra la vida social y la individual. Voy a tratar de explicarlo con una historia y una breve reflexión. El ejemplo es del filósofo Kant, y se le llama, en la jerga filosófica, "la tabla de Carnéades".

-Dos náufragos comparten un madero que, sin embargo, no soporta el peso de los dos. Si uno de los dos (o un tercero) no echa al otro al agua, se ahogarán ambos; si, por el contrario, queda uno solo encima de la tabla, tendrá posibilidad de salvarse. Añadamos el dato de que uno de los dos náufragos está gravemente enfermo. ¿Es lícito que el náufrago sano arroje al agua al náufrago enfermo?-

Pensemos un poco nuestra respuesta. Si decimos que es lícito, hay una consecuencia. Si la respuesta es que no es lícito, andamos en la línea correcta. ¿Por qué? Porque decir que es lícito es tanto como hacer legítimo lo que es injusto: el darle la muerte a otro para salvar nuestra vida. Provocar la muerte de otro nunca puede ser un medio justo. Y, por lo tanto, el fin (vivir en la tabla) no es legítimo. No hay fines legítimos basados en medios ilegítimos. Por eso Kant declara: "No puede haber ninguna situación de necesidad que haga lícito lo que es en sí injusto".

Nuevamente, en el caso de los náufragos, ¿por qué no es lícito —si está enfermo, si la madera no aguanta, si va a morir—arrojarlo al agua? La respuesta es simple: porque la persona es un fin en sí misma, no un medio. Usarla como medio (para mi propia vida, para mi placer, para mi prestigio) es instrumentalizarla, es decir, volverla instrumento, objeto, cosa. La persona no es ni instrumento, ni objeto, ni cosa. Tampoco la sociedad. Distinguir los medios de los fines es una labor que todo aspirante a, o bien todo funcionario público debe hacer, en cada una de las decisiones que tome. Lo mismo las personas que ocupan un puesto de influencia, cualquiera que éste sea: padre de familia, maestro, comunicador, político, ejecutivo....

El bien de la institución, de la persona, de la ciudad, de la empresa, del estado, está por encima del bien particular. El fin de mi acción como padre de familia, como educador, como servidor público, debe ser el bien superior al mío de la familia, del alumno, del estado, de la ciudad... No hay situaciones de necesidad que justifiquen el hacer lícito lo que de por sí es injusto.

En el caso de las elecciones, la democracia parte del principio de la inseguridad del triunfo. Nadie sabe cuál va a ser el derrotero de la voluntad popular, ya soberana en buena parte de nuestro país. Luego entonces, tanto el público como el candidato o el servidor público deben apostar no a un candidato o a otro, porque le viene bien a mi necesidad, eso sería instrumentalizarlo, volverlo objeto de mis apetencias, sino al bien superior, al bien común, al de mi municipio, mi estado, mi país... Ojo, que ello no implica dejar de tener simpatías personales o políticas. Significa, simplemente, anteponerle un fin justo a los medios, para volver a los medios justos.

EL OBSERVADOR 406-1

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Carta de Jesús para ti


Hola, amigo: ¿Cómo te encuentras? Ya sé que me vas a decir que Yo lo sé todo, y que para qué te pregunto. Es verdad que lo sé todo, pero me gusta que me lo cuentes.

Acabamos de celebrar días muy importantes para Mí, y supongo que también para ti. En estos días has oído hablar mucho de mi Pasión. Siempre me da un poco de miedo estos días. No puedo evitar recordar lo mal que lo pasé. Y tampoco puedo evitar el dolor al contemplar que hoy se vuelve a repetir la historia. Son pocos los que saben aprovechar la Gracia que se les ofrece abundantemente estos días. Pero, bueno, ya conozco bien al hombre, y no me extraña nada. Me siento reconfortado por todos aquellos que de verdad me han acompañado con todo cariño en estas celebraciones.

Pero ya hemos llegado a la Pascua. ¡Qué bonitos recuerdos de aquellos encuentros con mis amigos llenos de miedo! Siempre tenía que empezar diciéndoles: "Paz a ustedes". No tenían paz. Estaban nerviosos. Y no me reconocían cuando me presentaba a ellos resucitado. Los hombres piden muchos milagros, y cuando ocurren no se los creen.

En este tiempo te quiero demostrar que es verdad lo que de Mí se había anunciado: que al tercer día resucitaría, y así lo hice. Tú tienes que creerme. YO NO ESTOY MUERTO. Y hablo contigo desde esta página.

Quiero celebrar contigo MI PASCUA, MI RESURRECCIÓN. Y quiero que se lo digas a todos, pues mi fiesta es para el mundo entero. Comunícaselo a tus amigos, a mis amigos: ESTOY VIVO. Corre la voz.

EL OBSERVADOR 406-2

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EL RINCÓN DEL PAPA
En Cristo hemos resucitado todos


«Que el anuncio pascual llegue a todos los pueblos de la Tierra y que toda persona de buena voluntad se sienta protagonista en este día en que actuó el Señor, el día de su Pascua, en el que la Iglesia, con gozosa emoción, proclama que el Señor verdaderamente ha resucitado. Este grito que brota del corazón de los discípulos en el primer día después del sábado, ha recorrido los siglos, y ahora, en este preciso momento de la historia, vuelve a animar las esperanzas de la humanidad con la certeza inmutable de la resurrección de Cristo, Redentor del hombre.

«El asombro incrédulo de los Apóstoles y las mujeres que acudieron al sepulcro al salir el sol hoy se convierte en experiencia colectiva de todo el pueblo de Dios. Queremos legar a las jóvenes generaciones la certeza fundamental de nuestra existencia:  Cristo ha resucitado y en Él hemos resucitado todos.

«En aquel dramático viernes de Pasión, en que el Hijo del hombre 'obedeció hasta la muerte y muerte de cruz' (cfr. Flp 2, 8), terminó la vida terrena del Redentor. Una vez muerto, fue depositado de prisa en el sepulcro, al ponerse el sol. ¡Qué ocaso tan singular! Aquella hora oscurecida por el avanzar de las tinieblas señalaba el fin del 'primer acto' de la obra de la creación, turbada por el pecado. Parecía el triunfo de la muerte, la victoria del mal. En cambio, en la hora del gélido silencio de la tumba, comenzaba el pleno cumplimiento del designio salvífico, comenzaba la 'nueva creación'. Al obedecer por amor hasta el sacrificio extremo, Jesucristo es ahora 'exaltado' por Dios que 'le otorgó el nombre que está sobre todo nombre' (Flp 2, 9). En su nombre el ser humano es rescatado del poder del pecado y de la muerte y devuelto a la vida y al amor.

«Hoy el Cielo y la Tierra cantan el nombre inefable y sublime del Crucificado resucitado. Todo aparenta ser como antes, pero, en realidad, nada es ya como antes. Él, la Vida que no muere, ha redimido y ha devuelto la esperanza a toda existencia humana».

EL OBSERVADOR 406-3

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LOS LECTORES HABLAN
Muerte, enemigo humano


Ésta es una reflexión en torno a los hechos registrados en el mundo últimamente: ¿Tenemos el derecho de quitarle la vida a otro ser humano? ¿En nombre de la libertad y de la paz tenemos el derecho de destruir, matar y dejar desolación a nuestro paso? ¿Quién decide esto? ¿Quién te da el poder para decidir con cuáles vidas terminas y con cuáles no?

Y a todo esto me respondo sabiendo perfectamente que nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de acabar con la vida de otra persona; que ninguna razón es válida para destruir, matar y aniquilar; que ningún ser humano, en su insignificancia y en su grandeza, es superior o inferior a otro. ¿Entonces por qué está sucediendo lo que está sucediendo? ¿Por qué países como Estados Unidos e Inglaterra deciden empezar una guerra que nadie quiere y pasan por arriba de la humanidad para satisfacer su sed de poder, sin importarles —o más bien sin pensar— que ponen en peligro a la raza humana como tal, y no piensan en esto por que su soberbia es tan grande que no los deja ver, no ven que el precio a pagar es demasiado alto? No ven que a estas alturas la humanidad, con su tecnología y su falta de tolerancia, lo que necesita es un pretexto para someter al más débil, al diferente, al que no piensa como ellos, al que tiene otra raza y otro color de piel.

No piensan que violencia genera violencia; que con la destrucción se gana odio y rencor, un rencor que va a ir creciendo como crece un cáncer; que al demostrarle al mundo lo poderosos que son no van a conseguir admiración ni respeto sino ira por su prepotencia, y con las víctimas inocentes solo conseguirán sed de venganza. Pero sería injusta al pensar que solo ellos tienen la culpa, que la tragedia actual solo se debe a estas poderosas potencias. La contraparte es igual de culpable. Hablo de toda la gente que ha sometido al pueblo Iraquí en los últimos años, que lo ha torturado de una manera inhumana, que se ha aprovechado del poder para tenerlos en una situación de miseria, desesperación y muerte, y ahí me pregunto: Dios mío, ¿por qué la humanidad entera tiene que pagar por los pecados de unos cuantos? ¿Dónde está la justicia divina? Y me acuerdo que nos otorgaste el libre albedrío, que somos nosotros los hombres los culpables de todo esto, que muchas veces no sabemos como manejarlo sintiéndonos superiores cuando conseguimos poder y, desgraciadamente, "el pecado del hombre recae en el hombre" y la muerte y la destrucción no se acabarán hasta que nos veamos unos a otros como verdaderos hermanos; que sintamos el dolor del otro como propio. En ese momento la muerte y la destrucción no tocarán ya a nuestras puertas y el amor y la justicia habrán triunfado, y quiero pensar que ese ha sido siempre tu proyecto original: que algún día la luz vencerá a las tinieblas y que la vida triunfará sobre la muerte .
Malena Armida

EL OBSERVADOR 406-4

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AL PASO DE DIOS
Una apuesta por la Pascua

Por Amadeo Rodríguez Magro


Me atrevo a negar una aparente evidencia: que la pasión de Cristo suscita más movilización social que la Resurrección. Y me resisto a creer que en los sentimientos de las multitudes, que en los días de Semana Santa han participado en las procesiones, sea más fuerte la atracción por el dolor y la cruz que por la vida. Estoy seguro de que en cada mirada de cuantos contemplaban la cruz de Cristo había una apuesta por la Pascua, pues lo contrario sería contemplar el dolor sin esperanza, y eso es cerrarse al futuro.

En la unidad del ser humano hay siempre espacio para ambas realidades, tanto la cruz como la Pascua se mezclan cada día en la vida de cada hombre y mujer y en la convivencia de las personas y de los pueblos. Pero lo que importa es que, a pesar de la cruz, sobreabunde, en la existencia personal y colectiva, un clima de esperanza, el que proyecta para hoy y para el mañana definitivo la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Quizás sea menos espectacular y llamativa la celebración de la Resurrección, pero es eficaz, profunda y seguro que cala muy hondo en la conciencia de los cristianos. Se celebra a lo largo de todas las fiestas que emergen en la rica experiencia litúrgica de la cincuentena pascual; en las que jalonan el año litúrgico; en la Pascua que celebramos todos los domingos en la Eucaristía y la que renovamos en cada sacramento. Sin olvidar tampoco las populares romerías, que en estos días tienen lugar en multitud de santuarios marianos, para acompañar a la Madre en la alegría del Hijo Resucitado.

EL OBSERVADOR 406-5

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FAMILIA
Masculinidad


Siempre es bueno fomentar las características más masculinas en los hijos varones, lo cual no significa desarrollar actitudes de rudeza y agresividad. Niños y niñas son diferentes y necesitan ser educados conforme a sus características propias y no de una forma «light» o «unisex».

Retrato de un niño.- Posee un instinto especial para formar grupos y pandillas, frecuentemente numerosos, de manera que les permitan organizar juegos en equipo. En todos ellos prima más la fuerza, la experimentación de su creciente fortaleza y músculos. «Eres un cobarde» o «eres un gallina» suelen ser los mejores argumentos empleados por sus amigos para convencer a nuestro hijo de hacer algo. Ellos mismos asocian la masculinidad con la valentía.
A estas edades, los hombres sienten desinterés por las niñas y se separan voluntariamente en sus juegos. Aunque es normal, esto no quiere decir que nuestro hijo puede ser grosero con ellas. Si le tira el pelo o insulta a una niña, tendremos que hablar con él para no permitírselo, pero no nos desesperemos: la gentileza y el respeto por las mujeres vendrá con el tiempo, no ahora.

Importancia del padre.- Aunque los niños se lleven bien con su madre, ella ya no tiene tanta importancia como cuando eran más chicos. Que no se duela por ello: él ya no la necesita para todo y nota en su interior un deseo de independencia cada vez mayor. De ahí la importancia del padre: él ha de ser su punto de referencia. En él ha de ver un modelo de esfuerzo, fortaleza, cariño y amabilidad con los demás. El mejor ejemplo es el que ve en su casa, y ahora se fijará más en el papá, o en los hermanos mayores. Padre e hijo han de estar, si puede decirse así, más unidos e, incluso, hacer de vez en cuando algo especial juntos: una excursión o un viaje, por ejemplo.

Hijos fuertes, no bestias.- Un niño varonil no significa un bruto o animal. Las características de la masculinidad no se reducen a la fuerza, aunque tienen que ver con ella. Todos conocemos a esos niños brutos que se muestran demasiado conscientes de que son más fuertes y más atrevidos que el resto de sus amigos; son algo problemáticos; se trata, por ejemplo, del que puede llegar a tiranizar amedrentando a alguno de sus compañeros. Que un niño se comporte así depende de muchos factores, entre ellos, el ejemplo que reciba en la casa (las películas violentas de la televisión, entre otros). Otras veces es una reacción propia de la edad y de la personalidad del niño.

Los padres deben enseñar a su hijo que la virilidad no se manifiesta ni se demuestra con rudeza, agresividad, mal carácter o falta de control sobre su propio genio.

Nada de blandengues.- En cualquier caso, es preferible que un hijo se muestre muy hombre y varonil (en este sentido) a que sea un blandengue. Al menos así podemos canalizar adecuadamente su rudeza. Más problemático sería si el niño se queja constantemente, si pasa literalmente pegado a las faldas de su madre, o si sólo tiene amigas y sólo juega con ellas a las muñecas. Y, aunque no existan indicios que nos hagan pensar que nuestro hijo no es lo suficientemente varonil, siempre es bueno fomentar las características más masculinas.

Buenas ideas.- Es bueno que sus "héroes" masculinos sean buenos modelos para él (ojo con los programas de televisión que exaltan la indefinición). Es positivo que practique alguna actividad física en la que se canse y corra. Los padres no deben obsesionarse con que no se manche la ropa cuando va de excursión o practica deportes. Hay que poner más cuidado si tiene muchas hermanas, pues no es bueno que lo sobreprotejan o que se sienta el gallo del gallinero. Hay que fomentar en él la resitencia: no dejarlo quejarse por todo, y que se esfuerce en sus estudios, aunque no tenga ganas. Que no olvide sus deberes como miembro de la familia: que tienda la cama, ponga la mesa... eso no significa que sea menos varonil.

(Fuente: Encuentra.com)

EL OBSERVADOR 406-6

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FAMILIA
Feminidad


Casi todos los papás creen que su hija es una princesa y caen rendidos a sus pies. Por eso les resulta natural verla peinarse coquetamente o vestirse de vuelos y cintas. Y si de la noche a la mañana esa misma niña reemplaza el color rosado por el gris, luce despeinada y sin gracia, los papás pueden creer que se trata sólo de la influencia de la moda actual.

Sin embargo, hay que estar alerta: a los diez años la niña ya comienza a mirarse al espejo con otros ojos: se pregunta si es bonita o fea, y su apariencia descuidada —o, por el contrario, su creciente coquetería— puede estar reflejando un difícil proceso interior.

Reforzar lo femenino.- Entre los 7 y los 12 años el hecho de ser niñita tiene mucha relación con el cuidado físico y la ropa. La coquetería y la ilusión por agradar son rasgos característicos de virtudes muy femeninas, como lo son también: mirar cada ambiente con sentido estético y afán de modificarlo, acoger con peculiar dedicación y cariño a la gente, lograr de las personas lo mejor de sí mismas a través de un trato encantador pero firme... Nuestra misión como papás será ayudarle a descubrir y valorar ese tesoro, a desarrollarlo y enriquecerlo; a situar, en definitiva, la feminidad en su justo punto.

Es cierto que es el momento oportuno para enseñarle a sentarse bien o evitar la brusquedad. También para prevenir una coquetería excesiva, que le lleve a pretender llamar la atención todo el día... Pero no debemos quedarnos sólo en eso: debe desarrollar su talento y genio femenino, pues los tiene en abundancia. De ahí que no sólo sean importantes las clases de ballet, de gimnasia rítmica o su ropa y sus juguetes, que le refuerzan su identidad femenina, sino también las conversaciones con sus padres y las lecturas.

Vendrán momentos difíciles.- No ha nacido mujer sobre esta tierra que no quiera ser bonita. Pero llega un momento en que la hija ni es grande ni chica, pero sí desgarbada, o baja, o demasiado larga, o gorda o flaca... es el momento de preparar el camino y enseñar a nuestra hija a querer su cuerpo, a respetarlo, a sacarle partido para verse linda, pero a la vez a valorar lo que lleva dentro.

El papel de las madres es vital a esta edad. Si la mamá no refuerza el amor propio de su hija, ¿quién lo hará? Lamentablemente muchas mamás lanzan frases de este estilo: «Era tan linda de chica», «Se llena de espinillas y parece que no le importa», o «Bueno, al menos es simpática». Las mamás dicen esto delante de sus hijas, y no se imaginan el daño que les causan. Por el contrario, si le reiteran que tiene un cabello precioso, o que sus ojos tienen un hermoso color, aunque la niñita insista en quejarse por tener ojos de tiburón, lograrán que ella sienta que los demás la miran con amor.

En materia de modas habrá que insistir en dos aspectos clave: primero, que arreglarse no es síntoma de vanidad, sino una preocupación objetiva por los demás, que se alegran viéndonos lucir bien. Segundo, que ese arreglo se realiza sobre un cuerpo al que hay que respetar y hacer respetar. Si respetamos nuestro cuerpo, jamás le pondremos encima algo grosero o extraño. Si queremos que los demás lo respeten, no lo transformaremos a través de la ropa en un producto de atracción pública. Es también tiempo de advertir a la hija que en la calle no siempre transita gente buena: una falda muy corta o un pantalón demasiado apretado pueden ser el comienzo de un mal rato para ella y para la familia. Pellizcos, manotazos, o comentarios chocantes muchas veces se deben a la ropa de una niñita de doce años.

Consejos de madre a hija.- Las mujeres son, evidentemente, más románticas que los hombres, y la mamá debe enseñar a su hija de 12 años que enloquecer de amor puede ser la peor alternativa en la adolescencia. También que una mujer que ha estudiado está más capacitada para llevar una vida equilibrada.

(Fuente: Encuentra.com)

EL OBSERVADOR 406-7

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PINCELADAS
Virtudes humanas

Por Justo López Melús *


Hay que partir de ellas. La virtud cristiana apesta como el pescado podrido si no se injerta en el tronco de las virtudes humanas. «Bien sabes, señor tío —escribía Guevara—, que en todos los mercados de Villada y Palencia se halla pan de vender, y en ninguna feria de Medina se halla cordura a comprar. Por tanto, los hombres agradezcan más a Dios porque los crió cuerdos que no porque los hizo ricos».

Khalil Gibran insiste: «Todos los males tienen remedio, menos la insensatez. Reprender a un necio insensato o predicar a un idiota es como escribir en el agua. Cristo curó a ciegos, lisiados, leprosos. Pero a los idiotas, a los engreídos, no los pudo curar». San Bernabé, patrono de las virtudes humanas: «Como era hombre de bien, lleno del Espíritu y fe, muchos se convirtieron» (Hech 11, 24).

* Operario Diocesano en San José de Gracia en Querétaro.

EL OBSERVADOR 406-8

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PREGUNTAS CON RESPUESTA
¿Verdaderamente resucitó Jesucristo?


La descripción de la figura de Cristo en los evangelios concluye con un rasgo singular: el testimonio de su resurrección de entre los muertos. No hay ningún otro hombre del que se haya afirmado seriamente algo semejante.

La muerte de Jesucristo y la causa de su condena son dos hechos materialmente inscritos en la historia, y que nadie ya se atreve a negar: Jesucristo fue históricamente crucificado bajo Poncio Pilato. El hecho de su resurrección, sin embargo, sí es negado por algunas personas, que afirman que no se trata de algo empíricamente comprobable.

Si Dios es realmente Dios, es perfectamente creíble que haga cosas extraordinarias. Lo que sorprende es la capacidad de algunos creyentes para aceptar explicaciones mucho más difíciles de creer que un milagro: cualquier cosa, todo, antes que admitir que Dios pueda hacer algo que se salga de lo ordinario.

Algunos explican la Resurrección hablando de ilusiones ópticas, y habría que recordarles que la reacción de los discípulos ante las primeras noticias de la resurrección de Cristo fue inicialmente escéptica (estaban sombríos y abatidos, y aquel primer anuncio les pareció un desatino), y difícilmente se producen sugestiones, alucinaciones o ilusiones ópticas (y menos aún si tienen que ser colectivas) entre personas en actitud escéptica. Además, tampoco se explicaría por qué esas sugestiones sólo duraron cuarenta días, hasta la Ascensión, y después ya nadie volvió a tenerlas.

Los guardias que custodiaban el sepulcro, a cambio de una buena paga, dijeron —y después lo han repetido muchos otros— que los discípulos robaron el cuerpo mientras ellos dormían: curioso testimonio el de unos testigos dormidos, y poco concluyente para intentar rebatir algo que —durante su supuesto sueño— les fue imposible presenciar.

Sin embargo, el testimonio de la Resurrección dado por los apóstoles y por los primeros discípulos satisface plenamente las exigencias del método científico. Es de destacar, sobre todo, el asombroso comportamiento de los discípulos al comprobar la realidad de la noticia por las múltiples apariciones de Jesucristo.

Si esas apariciones no fueran reales, no se explicaría que esos hombres que habían sido cobardes y habían huido asustados ante el prendimiento de su Maestro, a los pocos días estén proclamando su resurrección, sin miedo a ser perseguidos, encarcelados y, finalmente, ejecutados, afirmando repetidamente que no pueden dejar de decir lo que han visto y oído: el milagro portentoso de la Resurrección, del que habían sido testigos por aquellas apariciones, y que había transformado sus vidas.

La historicidad es de tal índole que la única explicación plausible del origen y del éxito de esa afirmación es que se trate de un acontecimiento real e histórico.

Por otra parte, el testimonio de los evangelios sobre la resurrección de Jesucristo es masivo y universal: todo el conjunto del Nuevo Testamento sería impensable y contradictorio si el portador y el objeto de su mensaje hubiese terminado simplemente con el fracaso de su muerte infamante en una cruz.
(Fuente. ACI)

EL OBSERVADOR 406-9

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LOS VALORES DE LOS MEXICANOS
Solidaridad: un valor en la familia

Por Antonio Maza Pereda


Entre los valores familiares, de acuerdo con los resultados de algunas investigaciones sobre el tema, se encuentra entre los primeros lugares el valor de la solidaridad.

Este término se entiende aquí en su sentido original, como la adhesión a la causa de otro o el apoyo a los demás en sus necesidades. No en el concepto político que se inició con Lech Walesa, en Polonia, y fue después adoptado en México.

La familia mexicana es solidaria. Si a alguno de sus miembros le va mal, si tiene algún percance, si perdió el empleo, generalmente encontrará apoyo en la familia, que harán lo que puedan por ayudarle. Esta solidaridad se expresa, sobre todo, hacia la familia de origen, con la que compartimos lazos de sangre. No es tan clara hacia la familia política, aunque hay muchas personas que hacen excepciones. Un hecho notable es que esta solidaridad se extiende a los compadres. No cabe duda que las raíces católicas de nuestra cultura influyen aquí; el parentesco espiritual que generan los compadrazgos es muy fuerte, a veces más que el propio parentesco político. Los compadres son personas muy apreciadas, y generalmente se les escoge por el aprecio que se les tiene y también, en muchas ocasiones, por las posibilidades de ver por los ahijados en caso de que falten los padres.

Pero volvamos a la solidaridad. Esta solidaridad, generalmente, solo se expresa en situaciones límite. Las tragedias, los grandes problemas, nos mueven a ser solidarios con la familia. En cambio, problemas menores, pero tal vez continuos, no despiertan la misma solidaridad. Tal sería el caso del cuidado de los ancianos y los enfermos crónicos, cuyas situaciones no están en el límite, y que no generan tanto apoyo. También es cierto que esta solidaridad se ve más clara en los problemas de tipo material: enfermedades, económicos, muertes. También se da en las penas que todos sufrimos. La familia siempre es el hombro en el que podemos llorar y en donde se nos comprende y consuela. No es, por desgracia, igual de fuerte esta solidaridad en los temas de tipo espiritual, donde tendemos a no intervenir o apoyar, a menos que explícitamente se nos pida.

Donde todavía se vive como familia extendida (mas de un tercio de los hogares, según el INEGI) la cual incluye otros parientes además de la pareja y los hijos, esta solidaridad es mayor; en donde sólo está la familia nuclear esta solidaridad tiende a ser menor.

La tendencia es a que la solidaridad baje en la jerarquía de valores del mexicano, lo mismo que está bajando el valor de la unidad familiar, en la medida que el aprecio por lo material está subiendo en nuestra jerarquía de valores. En efecto, la solidaridad nos hace desprendernos de lo nuestro en beneficio de otros. Tal vez no siempre sea dinero lo que damos; a veces es tiempo. Pero una actitud de valorar el bienestar material por encima de otras cosas hace que desarrollemos una manera de ser donde la solidaridad se valora menos. En este tema, a veces la solidaridad se expresa más en términos de tiempo, del tiempo que damos a los demás. En la medida que lo material sea el valor de mayor jerarquía, también daremos menos de nuestro tiempo. Después de todo, tiempo es dinero, como dice el refrán. Pero también es bienestar físico, es descanso, es un espacio para nuestra diversión y placer personal. La solidaridad entendida sólo como apoyo en situaciones difíciles, es incompleta. La mayor medida de la solidaridad se da cuando damos nuestro tiempo, nuestra atención, nuestro cariño, a quien lo necesita y, si se requiere, también un apoyo material.

Es muy esperanzador ver que este valor está en los primeros lugares de la jerarquía de valores de los mexicanos. Si ni siquiera con la familia somos solidarios, ¿con quién lo seremos? Y a la vez, no deja de dar tristeza darnos cuenta de que este valor, tan característico de los mexicanos, está perdiendo el lugar que tiene en nuestra jerarquía de valores.

EL OBSERVADOR 406-10

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CULTURA
Baja autoestima

Por Carlos Díaz


Cuenta Octavio Paz que, en cierta ocasión, trabajando en su estudio, oyó de pronto un ruido y preguntó: «¿Quién es?». La criada respondió: «No es nadie, señor; soy yo». Ni los individuos ni los pueblos pueden tener aprecio por sí mismos cuando se saben corruptos. ¿Hace falta demostrar que la corrupción tiene que ver con la autodevaluación? No sólo tiene que ver, sino que es su expresión más sutil. Supone la conciencia de ser gente vulgar, incumplida y delincuente; y supone también la convicción de ser incapaz de ganarse la vida y resolver los problemas con las armas limpias de las capacidades profesionales y de las habilidades negociadoras. De ahí la baja autoestima, la inseguridad, el malinchismo (cualquier cosa extranjera parece mejor que la propia), el colonialismo cultural, el refugio en roles prescritos y formas convencionales sin atreverse a innovar, el no involucrarse a fondo, la carencia de ideas propias, las rutinas ciegas que nadie se atreve a cuestionar, las quejas interminables del gobierno mientras no se acude a votar para echarle, ni siquiera a participar en la junta de vecinos, la sumisa manipulación de los trabajadores por los cabecillas y líderes sindicales, etc.

El abuso de diminutivos es un claro signo de baja autoestima: Los diminutivos forman parte muy importante del lenguaje del mexicano. Los hay de cariño, pero también los hay que rebajan las cosas y las personas ('estoy juntando unos centavitos'). Y abundan también los despectivos ('tengo un changarrito de refacciones', 'voy a recoger mi carcacha en el estacionamiento', me conseguí una chamba').

De todo esto surgen actitudes fatalistas, que se traducen en refranes como: «Al que nace para tamal del cielo le caen las hojas». «Cuando el pobre tiene medio para carne, es vigilia». «El que ha de morir a oscuras, aunque muera en velería». «Unos nacen con estrella y otros nacen estrellados». «El que nace para maceta no pasa del corredor». «Que te mantenga el gobierno», etc.

Es la mexicana una sociedad de dos caras:

+ En la retórica oficial, la democracia; en la realidad la dedocracia, así llamada humorísticamente por el pueblo (aludiendo al 'dedazo' en la designación de puestos).
+ En los emblemas de gobierno, la Revolución, con mayúsculas; pero una revolución congelada.
+ En el discurso político, interés prioritario por el campo y por los campesinos; en la vida real son ellos los olvidados.
+ La prensa, la radio y la televisión inundan diariamente al país con miles de millones de palabras de cuidadosa desinformación.
+ Y, si pasamos al ámbito individual, allí también campea la doblez. Oímos a cada paso: 'me hice la disimulada', 'me hice la desentendida'. La mayoría de los ciudadanos muestran más preocupación por tener un buen coche que una buena casa.
+ Otro síntoma del disimulo: el camaleonismo político; la mayoría, no sólo de funcionarios y burócratas, sino también de empresarios, va tomando el color del grupo en el poder. André Bretón, el poeta eximio, definió a México como «un país surrealista».

EL OBSERVADOR 406-11

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INTERNACIONAL
Examen sobre la guerra de Iraq

Preparado por Daniel Quinn, autor de Ishamael, y divulgado por el Oregon Center for Public Policy de EU


1.- ¿Qué porcentaje de la población mundial tienen los Estados Unidos? 6%.
2.- ¿Qué porcentaje de la riqueza mundial tienen los Estados Unidos? 50%.
3.- ¿Qué país tiene la mayor reserva petrolera del mundo? Arabia Saudita.
4.- ¿Qué país tiene la segunda reserva petrolera del mundo? Iraq.
5.- ¿A cuánto asciende el presupuesto militar anual de todo el mundo? A 900 mil millones de dólares.
6.- ¿Cuánto de esto gasta Estados Unidos solamente? 50%.
7.- ¿Qué porcentaje del gasto militar de los Estados Unidos podría asegurar lo esencial para vivir a todos los habitantes del planeta según las Naciones Unidas? El 10% (eso es alrededor de 40 mil millones de dólares , la cantidad de dinero destinada inicialmente para financiar la guerra de Afganistán).
8.- ¿Cuántas personas han muerto a causa de guerras desde la Segunda Guerra Mundial? 86 millones.
9.- ¿Desde cuándo tuvo Iraq armas químicas y biológicas? Desde principios de los 80s.
10.- ¿Desarrolló el gobierno de Iraq estas armas químicas y biológicas por sí mismo? No, los materiales y la tecnología fueron suministrados por el gobierno de los Estados Unidos, Gran Bretaña y corporaciones privadas.
11.- ¿Condenó el gobierno de EU el uso de gas venenoso por parte de Iraq en la guerra contra Irán? No.
12.- ¿A cuántas personas asesinó Saddam Hussein usando gas venenoso en el pueblo kurdo de Halabja en 1988? A 5 mil
13.- ¿Cuántos países occidentales condenaron esta acción en ese momento? Cero.
14.- ¿Cuántos galones del agente químico Naranja utilizó Estados Unidos en Vietnam? 17 millones.
15.- ¿Existe alguna evidencia de que Iraq esté vinculado a los ataques terroristas del 11 de septiembre? No.
16.- ¿Cuál fue el número estimado de bajas civiles en la Guerra del Golfo? 35 mil.
17.- ¿Cuántas bajas produjeron los militares iraquíes a las fuerzas occidentales durante la Guerra del Golfo? Cero.
18¿Cuántos militares iraquíes en retirada fueron enterrados vivos por los tanques de Estados Unidos adaptados especialmente para ello? 6 mil
19.- ¿Cuántas toneladas de uranio empobrecido fueron esparcidas en Iraq y Kuwait después de la Guerra del Golfo? 40 toneladas.
20.- ¿A cuánto ascendió, según las Naciones Unidas, el aumento de la incidencia de cáncer en Iraq entre 1991 y 1994? 700%.
21.- ¿Qué tanto de la capacidad militar iraquí Estados Unidos proclamó haber destruido en 1991? 80%.
22.- ¿Representa Iraq en la actualidad una amenaza a la paz mundial mayor que hace 10 años? No.
23.- ¿Cuántos civiles espera el Pentágono que morirán en Iraq como resultado del ataque militar estadounidense? Diez mil.
24.- ¿Qué porcentaje de esa suma serán niños? Más del 50%.
25.- ¿Cuántos años lleva Estados Unidos efectuando ataques aéreos contra Iraq? Once años.
26. ¿Estuvieron los Estados Unidos e Inglaterra en guerra con Iraq entre diciembre de 1998 y septiembre de 1999? No.
27.- ¿Cuántas libras de explosivos fueron lanzadas sobre Iraq entre diciembre de 1998 y septiembre de 1999? 20 millones.
28.- ¿Hace cuántos años que la resolución 661 de las Naciones Unidas le impuso estrictas sanciones a Iraq en sus importaciones y exportaciones? 12 años.
29.- ¿Cuál era la tasa de mortalidad infantil en Iraq antes de la guerra y las sanciones de la ONU? 38 por cada mil nacimientos.
30.- ¿Cuál fue la tasa de mortalidad infantil en Iraq en 1999, o sea, a casi diez años de sanciones? 131 por cada mil nacimientos (es, decir, aumentó el 345%).
31.- ¿Cuántos iraquíes se estima que han muerto hasta octubre de 1999 como resultado de las sanciones de las Naciones Unidas? Un millón y medio de personas.
32.- ¿Le ordenó Saddam a los inspectores de armas que abandonaran Iraq? No.
33.- ¿Cuántas inspecciones hubo en Iraq entre noviembre y diciembre de 1998? 300.
34.- ¿En cuántas de esas inspecciones hubo problemas? En 5.
35. ¿Quién dijo en diciembre de 1998: «Iraq, de hecho, ha sido desarmado a un nivel sin precedente en la historia moderna.»? Scott Ritter, Jefe del UNSCOM (organismo encargado de las inspecciones en Iraq).
36.- ¿Qué tanto de la capacidad iraquí para desarrollar armas de destrucción masiva los inspectores de la ONU habían descubierto y desmantelado en 1998, según su propia declaración? 90%.
37.- ¿Cuántas armas nucleares tiene Iraq? Cero.
38.- ¿Cuántas cabezas nucleares tiene Estados Unidos? Más de diez mil.
39.- ¿Cuál es el único país que ha usado armas nucleares provocando destrucción masiva en dos ocasiones? Los Estados Unidos.
40.- ¿Quién dijo: «Nuestras vidas empezarán a terminar el día que guardemos silencio sobre las cosas que realmente importan»? Martin Luther King.

(Enviado por Walter Turnbull)

EL OBSERVADOR 406-12

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COMUNICACIÓN
El amor en los tiempos de la red

Por Gilberto Hernández García


Para muchas personas es casi un ritual situarse frente a una humeante taza de café y charlar con los amigos. Desde esa charla de café se filosofa, se confiesa, se reflexiona, se comparte y "se arregla el mundo en tres patadas". El café: buen pretexto, porque lo más importante es tener con quien compartir eso que se piensa y se lleva dentro.

Ahora, al ritual del café se le ha agregado la moderna práctica de las computadoras. Después de todo si América dio al mundo el grano del café para amenizar la convivencia, por qué no habría de dar también, pero ahora por conducto de Bill Gates, otra "herramienta" para dirigir las charlas que se hacen entre amigos cuando las tardes o noches transcurren sin que preocupen demasiado las horas. El "cibercafé" es esta moderna oportunidad de encuentro con los otros, o al menos eso dice pretender.

En el "café internet", para empezar, el ambiente luce más bien extraño: cada uno en su cubículo, absorto, frente al monitor que trae mensajes de alguien que hace lo mismo en otro lado del mundo. Al semidesértico lugar llega un joven con mochila al hombro, contesta escuetamente el saludo del excesivamente amable encargado del lugar -digo excesivo por simple comparación, porque todos aquí parecen no advertir la presencia de los demás, como si nadie estuviera allí- y ocupa un lugar cercano a la barra de bebidas. Con un gesto pide un refresco y abre, desde su computadora, un espacio para chatear, -de chat: chismorrear en inglés-. Se conecta rápidamente con un grupo al que él llama "sus amigos". Son personas de quienes desconoce el rostro, con quienes nunca ha compartido un espacio físico, pero que tienen alguna afición común.

Las páginas en internet referentes a la amistad son abundantes; nadie se atrevería a hacer un cálculo; sin embargo, el sólo hecho de que existan tantos lugares de encuentro con "los cuates habla de que aún ocupa la amistad un espacio primordial en nuestras relaciones humanas actuales, pero ¿sobre qué versan dichas páginas?

Amigos virtuales

"Amigos de la tercera edad", "amigos del motociclismo", "amigos ex soldados", "amigos neonazis ", "amigos de deportes extremos": amigos a la medida, amigos por menú, amigos encontrados por un "programa cupido", amigos de ocasión a partir de un tema. En fin, amigos que mejor podríamos llamar interlocutores, colegas, aficionados... pero difícilmente amigos.

Una señorita comparte con una amiga sus "avances amorosos" que teclea en la computadora. Ambas ríen de lo que una pantalla les dice. La máscara electrónica, impide saber si el otro es quien dice ser, si es como dice que es y si hace lo que dice que hace. Después de todo eso no importa; para cada una de los internautas, sus interlocutores virtuales tienen mejores atributos que si fuese real.

¿Miedo al encuentro personal?

Román Gubern en su libro El eros electrónico (Editorial Taurus) nos ofrece varios ensayos en torno a la relación del individuo con los medios; nos presenta al hombre de hoy como un ser cada vez más aislado, más encerrado en sí mismo, y peligrosamente, con más herramientas para mantenerse así. El miedo al amor, que en realidad es un miedo irracional a ser lastimado, tiene cada día más pretextos para "excluirse" de "la maldad" de los otros, del potencial peligro que le representan. Y es que, como bien sabemos por la experiencia, las relaciones humanas son imperfectas por naturaleza; es el mismo acercamiento el que posibilita nuestras virtudes y confronta nuestros errores y defectos. Cabe recordar que dicho acercamiento es necesariamente comprometedor y a veces doloroso.

Así las cosas, el joven frente a la computadora sabe que probablemente la muchacha con la que conversa no sea como dice que es ni se llame como aparece en su dirección electrónica; pero no importa, porque aunque él trate de ser lo más sincero posible, las probabilidades de que la conozca en persona son muy remotas. No está, pues, comprometido a nada ni con nadie. Ambos son, en realidad, personajes filtrados a través de la red. Cuando tengan un problema serio, ¿estará disponible la conexión? ¿Tendrán la confianza para recurrir a la ayuda mutua a sabiendas de que, probablemente, ni siquiera existan? En el caso de que esa amistad fuera sincera y real, ¿bastarían las palabras en la pantalla?

No se trata de condenar la internet. En sí misma, es una herramienta valiosísima que ha acercado a muchos, incluso a los amigos que se conocían desde antes y que por alguna razón tuvieron que separarse geográficamente. De otra manera, y esto cabe destacarlo, quizá muchas amistades hubieran quedado en un bonito recuerdo.

El punto de discusión es que esta herramienta hoy por hoy se usa, la más de las veces —tal vez de manera inconsciente —, para rehuir al compromiso, para exiliarse del contacto con los otros, que sí son reales, y para mantener ocultos vicios y defectos en lugar de erradicarlos con el contacto personal.

EL OBSERVADOR 406-13

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Sin la Eucaristía la Iglesia sería un museo


«En la crisis de la fe que estamos viviendo, el punto neurálgico resulta ser cada vez más la recta celebración y la recta comprensión de la Eucaristía», dice el cardenal Joseph Ratzinger, en un libro que acaba de publicar dedicado al tema.

«Todos sabemos cuál es la diferencia entre una Iglesia en la que se reza y una Iglesia reducida a museo  —explica el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe—,  y hoy corremos el riesgo de que nuestras iglesias se conviertan en museos y que acaben como los museos: si no se cierran, son expoliados. No tienen vida. La medida de la vitalidad de la Iglesia, la medida de su apertura interior se mostrará porque sus puertas pueden permanecer abiertas, porque es una Iglesia en la que se reza constantemente».

«La Eucaristía, y la comunidad que la celebra, se llenará en la medida en que nos preparemos en la oración silenciosa ante la presencia del Señor y nos convirtamos en personas que quieren comunicar con la verdad».

El cardenal deja espacio a argumentos que son fáciles de oír en nuestros días: «También puedo rezar en el bosque, sumergido en la naturaleza».

«Claro que se puede  —responde—.  Pero, si sólo fuera así, entonces la iniciativa de la oración quedaría totalmente dentro de nosotros: entonces Dios sería un postulado de nuestro pensamiento. El que Él responda o quiera responder quedaría como una cuestión abierta».

«Eucaristía significa: Dios respondió  —sigue explicando el purpurado alemán—.  La Eucaristía es Dios como respuesta, como presencia que responde. Ahora la iniciativa de la relación divino-humana ya no depende de nosotros, sino de Él, y así se hace verdaderamente seria».

 «Por esto  —aclara—,  la oración en el ámbito de la adoración eucarística alcanza un nivel totalmente nuevo; sólo ahora involucra a las dos partes, y sólo ahora es algo serio. Es más, no sólo involucra a las dos partes, sino que sólo ahora es plenamente universal: cuando rezamos en presencia de la Eucaristía nunca estamos solos. Con nosotros reza toda la Iglesia que celebra la Eucaristía».

«En esta oración  —concluye—  ya no estamos ante un Dios pensado, sino ante un Dios que verdaderamente se nos entregó; un Dios que se hizo comunión por nosotros, y nos libera de nuestros límites por la comunión y nos conduce a la Resurrección. Esta es la oración que debemos volver a buscar».

(Fuente: AICA)

EL OBSERVADOR 406-14

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FIN

 
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