El Observador de la Actualidad

EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD
Periodismo católico para la familia de hoy
27 de noviembre de 2005 No.542

SUMARIO

bulletPORTADA - La Iglesia tiene una misión en América: evangelizar y humanizar a la sociedad, dice Benedicto XVI
bulletCARTAS DEL DIRECTOR - ¿Nos echarían la mano?
bullet¿CÓMO DIJO? - Los tiempos del laicismo radical
bulletMIRADAS DE EL OBSERVADOR
bulletORIENTACIÓN FAMILIAR - Familia que se entromete
bulletPINCELADAS - El gigante y el pigmeo
bulletMIRADA JOVEN - El antro, producto de alto costo
bulletENTREVISTA - Posmodernidad y psicología
bulletFLOR DE HARINA - Hermano universal

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PORTADA
La Iglesia tiene una misión en América: evangelizar y humanizar a la sociedad, dice Benedicto XVI
Al saludar a los participantes del Encuentro continental para América sobre el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, celebrado esta semana en la capital del país, Benedicto XVI aprovechó para marcar el camino de la Iglesia en el Continente. A continuación, El Observador enlista los 10 puntos esenciales que tiene el Papa para nosotros los católicos que formamos la Iglesia en América.


1. La Doctrina Social de la Iglesia es, básicamente, un compromiso de todos los fieles hacia la evangelización de la vida social.

2. Juan Pablo ll nos alentó a reconocer la importancia que tiene para la Iglesia el que se difunda su doctrina en el campo político, social y económico.

3. La Iglesia desea que se favorezca la aplicación de su doctrina social en la práctica, es decir, en cada país, de acuerdo con sus propias peculiaridades.

4. La misión evangelizadora de la Iglesia debe extenderse al campo de lo social, teniendo siempre en cuenta la primacía de la verdad sobre el hombre y su dignidad inviolable con todos sus derechos.

5. De este modo, el mundo que tanto multiplica cada día sus formas de organización y su interrelación, hasta llegar a la hoy llamada globalización, podrá disponer también de un alma que le haga crecer también en humanidad, justicia y espíritu solidario.

6. En esta misión evangelizadora y humanizadora de la Iglesia participan los fieles laicos de un modo peculiar y acorde con su índole secular, pues viven y actúan allí donde se organiza la vida social, donde se toman las decisiones o se transforman las estructuras que condicionan la vida civil.

7. Los laicos han de seguir su vocación específica de «buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales» (LG, 31) y, por tanto, poniendo sus capacidades profesionales y el testimonio de una vida ejemplar al servicio de la evangelización de la vida social, haciéndola al mismo tiempo más justa y adecuada a la persona humana.

8. Para ello los laicos necesitan una sólida formación que les permita discernir en cada situación concreta, por encima de intereses particulares o propuestas oportunistas, lo que realmente mejora al ser humano en su integridad y las características que han de tener los diversos organismos sociales para promover el verdadero bien común.

9. En este sentido, el Compendio, por su carácter orgánico y la formulación sintética de cada uno de los puntos tratados, es una ayuda preciosa para la formación de los fieles cristianos en las cuestiones sociales.

10. La intercesión maternal de Nuestra Señora de Guadalupe es propicia para vivir con espíritu cristiano la sed de justicia, así como para fomentar el compromiso solidario con los necesitados y el impulso de la caridad en América.

EL OBSERVADOR 542-1

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CARTAS DEL DIRECTOR
¿Nos echarían la mano?
Por Jaime Septién

Este año de 2005, El Observador ha emprendido un trabajo editorial que no tiene precedentes en la vida del periodismo católico mexicano. Arriesgando mucho, arriesgando todo, pusimos manos a la obra: alguien tiene que invertir en la cultura católica, nos dijimos. Volteamos a los lados. No había nadie. Lo hicimos nosotros.

Nos asociamos con la Fundación Emmanuel Mounier de España. El resultado son los libros de la Colección «Sinergia», biografías y ensayos sobre la actualidad cristiana y social que no aparecen en ninguna, subrayo en ninguna, editorial comercial.

Con el filósofo personalista Carlos Díaz iniciamos, también, la colección «Dos Mundos»: México y España unidos por la fe en Cristo. La colección ha llegado ya a cuatro títulos: Los alrededores de Sor Juana (un clásico de monseñor Peñalosa, Una Iglesia que piensa (de Carlos Díaz), La sonrisa del ángel (del padre Juan Jesús Priego) y Una religión para la democracia (del filósofo español, Manuel Fernández del Riesgo). Tampoco los van a hallar en los anaqueles de los supermercados.

Por otro lado, hemos estado impulsando libros que tienen que ver con la bioética y la nueva cultura de la donación de órganos, como el libro Dame vida (de Leticia García de Parás) y la recopilación, anotada, prologada y comentada, de los discursos del papa Benedicto XVI a los obispos y al pueblo fiel que, bajo el título de ¡Escucha, México!, hemos puesto a circular esta semana.

Los precios a los que vendemos los libros son, realmente, bajos. Lo que necesitamos es recuperar la inversión para seguir editando, produciendo, aportando a la cultura católica, tan raquítica, en nuestro México. En el camino nos hemos unido con la Conferencia del Episcopado Mexicano para distribuir el maravilloso Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. Y estamos a punto de circular con la editorial Libros Libres, también de España. Ya lo hacemos con ediciones Levántate, de Granada, con la que hemos difundido el único videojuego católico que está a la venta en el mercado: Ego sum.

Todo esto está muy bien. Pero tenemos un pequeño problema. No estamos recibiendo respuesta de los católicos mexicanos. Es decir, nuestros libros, nuestros videojuegos, se nos están quedando en la bodega. Parecería que queremos seguir siendo educados, incluso en la fe, por la televisión comercial o por la internet.

Me disculpo de antemano por invitar a la reflexión a los padres de familia: ¿cómo queremos que nuestros hijos aprendan los valores del catolicismo si no les acercamos libros, videos, folletos que los hagan discernir? ¿Cómo queremos que el catolicismo penetre en nuestra sociedad si ni siquiera somos capaces de aquilatar los esfuerzos de una empresa católica que acerca productos de calidad a las casas y a las familias?

En la contabilidad de El Observador han sonado los timbres de alarma. ¿Podrían ayudarnos, así dicho de frente, a seguir esta otra tarea de nuestra misión de esparcir la cultura católica? ¿Cómo? En esta Navidad regalando libros nuestros a los seres queridos; regalándonos, nosotros mismos, la oportunidad de tener una formación cultural más sólida. En el interior de este número (página 18) se puede encontrar la relación de los paquetes y los libros que hemos editado y los que circulamos con otras editoriales: ¿nos echarían la mano?

Y también sería un buen regalo la suscripción a El Observador. Los próximos números especiales no tienen pierde: el 4 de diciembre trataremos los 40 años del fin del concilio Vaticano II; el día 11 nos rendiremos ante la Virgen de Guadalupe; el 18 y el 25 a la Navidad del Señor, el 1º de enero de 2006 a la paz en el mundo y a los pies de María... Seguimos nuestra misión: «crear opinión católica de los lectores de México ante los acontecimientos del mundo». Seguimos firmes, cumpliendo la voluntad de Jesús: «predicar desde los tejados». Pero no podemos sin su concurso, amable lector. Perdón que se los diga tan en seco. Es así.

La línea telefónica de los productos especiales de El Observador es: 2-14-18-42, extensión 109. La línea telefónica de suscripciones es: 2-14-18-42, extensión 101.
Los correos electrónicos son: libros@elobservadorenlinea.com  y suscripcion@elobservadorenlinea.com

EL OBSERVADOR 542-2

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¿CÓMO DIJO?

Los tiempos del laicismo radical

El secretario de Gobernación, Carlos Abascal
, es de los pocos —por no decir el único— católicos en la política mexicana que no se avergüenzan de aparecer en público testimoniando su fe. En su oficina quitó a Benito Juárez y ahora trabaja, según el suplemento dominical Enfoque del Reforma, entre la imagen de la Virgen de Guadalupe y un crucifijo de tonos ocres. ¿Cuántos estarían dispuestos a que les apodaran «monseñor» en los periódicos?... Con la presencia del cardenal Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz (antes liderado por el cardenal vietnamita Francisco Xavier Nguyen Van Thuán) fue presentado en México el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, un libro que tendría que estar en la cabecera de todos los dirigentes católicos del país. En su número 543 dice: «Es tarea propia del fiel laico anunciar el Evangelio con el testimonio de una vida ejemplar, enraizada en Cristo y vivida en las realidades temporales: la familia, el compromiso profesional en el ámbito del trabajo, de la cultura de la ciencia y de la investigación, el ejercicio de las responsabilidades sociales, económicas, políticas». Quizá por eso, o por deformación, lejos de darle realce al acto, los medios se fueron por los asistentes: de nuevo Carlos Abascal, Josefina Vázquez Mota, el cardenal don Norberto Rivera Carrera, etcétera. Lo de siempre: cuelan el mosquito y dejan pasar el camello… Muy bien las declaraciones de monseñor Gustavo Rodríguez Vega , obispo auxiliar de Monterrey a la revista Siempre! En su edición más reciente: «La Iglesia no busca (ni buscará) el voto gremial». Eso solamente está en la mente de los «analistas políticos» (que los católicos somos dirigidos, como borregos, a votar por una opción única). Para rematar, el obispo auxiliar de Monterrey dijo: «No basta con que llegue tal o cual candidato o tal o cual partido al poder; se necesita que todos colaboremos en el desarrollo de México y que apoyemos a quien quede». Esa es la sabiduría política de la Iglesia, no las truculencias que por ahí le endilgan a cada rato… La socióloga francesa Dounia Bouzar fue entrevistada para que dijera si es la religión (en este caso la religión musulmana) la causante de los conflictos que se han vivido en muchos suburbios de Francia. Su respuesta fue un rotundo no. Más bien —dijo—habría que ver en estas revueltas callejeras de jóvenes y niños musulmanes inmigrantes o hijos de inmigrantes, una muestra del rezago económico al que han sido abandonados por un país que antes era católico y hoy no es nada… Felipe González Márquez, quien fuera presidente de gobierno de España por más de una década, ha venido a enmendarle la plana a su compañero de partido (el PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero. Palabras más, palabras menos, Felipe vino a decirle a Zapatero (conocido como ZP y denunciado por algunos como masón) que olvidar el papel de la religión en la cosa pública es peligrosísimo; más aún combatirla. Se pronunció, el ex presidente, por un sano equilibrio: ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre. O sea: ni Estado confesional ni laicismo radical. La España de ZP anda en lo segundo. Malo, muy malo.

EL OBSERVADOR 542-3

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MIRADAS DE EL OBSERVADOR

Vivir al filo de la navaja

México es un país heroico, qué duda cabe. Y no por que lo diga Hugo Chávez, cuya palabra a mí no me significa más que la corrosión de la ideología, sino porque lo muestra el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) a quien sí le confío la información.

Sucede que, de acuerdo con las últimas estimaciones del INEGI, los mexicanos, en inmensa mayoría, andamos viviendo al filo de la navaja: nuestro nivel general de ingresos es, en verdad, para espantar a cualquiera. Los datos son precisos: seis millones 100 mil mexicanos (15 por ciento de la población ocupada en alguna actividad productiva el tercer trimestre de este año 2005), obtuvieron ingresos menores a 45.24 pesos diarios, o sea, menores a mil 357 pesos mensuales.

Si echamos un vistazo a las tablas por entidad federativa, movemos nuestro punto de atención hacia los estados recientemente devastados por los huracanes y las calamidades de falta de planeación, rapacería política y dispersión poblacional. Chiapas ocupa el lugar más grave de la tabla de percepciones; ahí 39.5 por ciento de la población gana menos de un salario mínimo al día. Le sigue Oaxaca con 25.4 por ciento y Yucatán, con 24.3 por ciento. ¿Por qué siempre empatan las geografías del desastre y de la pobreza? Por lo demás, el grueso de la población que trabaja (41.3 por ciento) gana de uno a tres salarios mínimos al día. En números redondos, gana menos de cuatro mil pesos mensuales y solamente 10.4 por ciento ganan más de cinco salarios mínimos, lo cual debería ser la norma para un país que quiera desarrollar humanamente a su población.

En efecto, mientras en México no logremos consolidar una política agresiva y abarcadora de empleo, seguiremos expulsando familias completas a Estados Unidos, que se ha convertido —hay que decirlo todo—, en el gran empleador de mexicanos: este año se romperá récord histórico, pues nuestros paisanos habrán de enviar 20 mil millones de dólares desde el otro lado del Río Bravo.

Y una política agresiva no significa convertirnos en un país maquilador. No se trata de cualquier empleo, para salir del paso, arruinando el medio ambiente, cancelando el futuro de millones de ciudadanos. Más bien tendería hacia uno de las cualidades básicas de nuestro país: la creatividad. Hasta hoy la creatividad ha sido herencia y patrimonio de los menos favorecidos: ¿cuándo lo será de quienes poseen recursos y del Estado mismo?

Vida privada

El último episodio de los vídeoescándalos acaba de comenzar su andadura en los periódicos y las televisoras de México. Un señor del PRD se entrevista con Ahumada y «le devuelve» una maleta conteniendo un millón de dólares. El empresario encarcelado ni siquiera se toma la molestia de contarlo. Se hace notar que ya estaba acostumbrado a tales «entregas». Sin embargo, como en el caso del señor Bejarano, los vídeos son clandestinos, tomados sin el consentimiento de, al menos, uno de los protagonistas, y difundidos sin la mínima regla de control. Son armas arrojadizas de un jaloneo político del que no nos debe pasar por alto su condición de clandestinidad.

«Informar de la vida privada exige control», dijo, recientemente, Robert Pinker, miembro del Comité de Quejas de los lectores británicos, es decir, del comité que en Gran Bretaña funciona (como en muchos otros países) defendiendo los intereses del usuario de los medios cuando éstos se han propasado, por ejemplo, en la vida privada de las personas.

La difamación y el acceso a la información privada, dice Pinker, son los límites de la libertad de expresión. Todos tenemos libertad de expresión pero, también, todos tenemos derecho a la vida privada: «los periodistas han de explicar muy bien a qué interés general obedece su información sobre la vida privada que difunden», añadió Pinker en una entrevista concedida al periódico español «El País» con motivo del reciente encuentro sobre autorregulación convocado por la Federación de Asociaciones de Prensa de España.

Y me parece que da en el clavo: para que se pueda difundir un vídeo sobre la vida privada de alguien debe haber una explicación del interés general que esta difusión trae consigo. Si esta explicación no existe, muy probablemente se esté utilizando para ofender a alguien, bajarlo del candelero, tenderle una trampa, chantajearlo y derrotarlo en una carrera por el poder en la que «todo se vale».

Y, al mismo tiempo, es un buen criterio para el lector, para el telespectador, para el radioescucha: eso que está leyendo, viendo, oyendo, ¿es de interés general? ¿Previene al país, a la sociedad, al grupo de una amenaza que se cierne sobre ellos? ¿Demuestra que existe un foco rojo de alarma encendido y que, pasado mañana, nos puede explotar la bomba en las manos? Si esto es así, el vídeo debe ser difundido pues no violenta las normas básicas de la convivencia. Si no, lo que está produciendo es mayor tensión social. De pronto, los medios aparecen substituyendo a los tribunales, a los juzgados, a los ministerios públicos, litigando entre el morbo, la curiosidad y la desesperanza.

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ORIENTACIÓN FAMILIAR
Familia que se entromete
Por Yusi Cervantes Leyzaola

PREGUNTA
En mi matrimonio ha habido ya varios problemas, muchos por lo ya conocido: la familia de mi esposa ha querido entrometerse en nuestros asuntos, a lo cual mi respuesta es la de cortar con sus supuestas «orientaciones» que consisten en que quieren que yo haga lo que ellos quieren. Por ejemplo, quieren que baile en las fiestas, pero yo no sé. A ellos les gusta cantar y quieren que yo lo haga; yo les digo que sí me gusta hacerlo, pero en la regadera. No me gusta cantar las rancheras, sino los cantos de la Iglesia; esto para ellos es un desperdicio. Otro tema es que una vez mi esposa le festejó a mi niña su cumpleaños en la casa de uno de sus tíos; yo estaba tan molesto que no asistí, ni mi familia, ya que, cuando menos me acordé, ya había comprado todo. Anteriormente le dije que si quería le compráramos lo necesario y a esa pequeña fiesta asistieran sólo nuestras familias y algún amigo cercano. No fue así. Eso provocó mi enojo. Pido su consejo porque quiero salvar mi matrimonio.

RESPUESTA
Muchos padres no comprenden que cuando sus hijos se casan, verdaderamente forman ya otra familia. Generalmente con la mejor de las intenciones, para ayudar, para mantener a la familia unida o porque no se les ocurre otra forma de hacer las cosas, intervienen en los asuntos de las nuevas familias que han formado sus hijos. Y estos hijos, o no se dan cuenta cabal de lo que ocurre, o no tienen la firmeza de carácter necesaria para poner límites sanos a sus padres. Tal vez siempre han sido muy dependientes de ellos y no saben cómo vivir sus propias vidas. Por los motivos que sean, es necesario que usted platique con su esposa tranquilamente (no durante o inmediatamente después de alguno de los conflictos) y le pida que dé ese paso hacia ser realmente una nueva familia. También necesita escucharla: ella tiene su punto de vista, y sus opiniones tienen validez. No se puede llegar a un acuerdo si cada uno no escucha verdaderamente al otro. Eso implica madurez, una buena comunicación entre ustedes y ser realmente adultos.

Por otro lado, es necesario distinguir entre las cosas que son importantes y las que no. Por ejemplo, baile en las fiestas aunque no sepa, tome unas clases de baile, aprenda canciones rancheras... ¿Qué le cuesta? Esas son cosas que no tienen tanta importancia y en las que puede ceder. Pero, por ejemplo, el asunto de que su esposa y su familia organicen una fiesta a su hija sin tomarlo en cuenta, eso tiene más peso. Es comprensible que se enojara por ello. Las decisiones de su familia, desde las más pequeñas, como qué van a hacer el fin de semana, hasta las más grandes —tener hijos, mudarse de casa, invertir su dinero, etc.— las deben tomar su esposa y usted. Pueden pedir consejo, escuchar opiniones, pero las decisiones tienen que ser de ustedes.

Dejar al padre y a la madre es el paso previo a la unión del hombre y la mujer en una sola carne. Los padres debemos ser capaces de dejar ir a nuestros hijos; pero si no lo hacemos bien, nuestros hijos tienen el derecho y la obligación de marcarnos los límites de su nueva vida. Estoy segura de que ustedes pueden lograrlo y vivir plenamente su vínculo matrimonial y familiar.

EL OBSERVADOR 542-5

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PINCELADAS
El gigante y el pigmeo
Por el P. Justo López Melús

En la vida es necesaria la solidaridad, la colaboración. Tú no puedes hacerlo todo, pero hay algo que sólo puedes hacerlo tú. Entre los dos podemos muchas cosas, que no puedo yo solo. El ojo no puede decir a la mano: «No tengo necesidad de ti». Ni tampoco la cabeza a los pies: «No necesito de vosotros». Aún hay más: «Lo miembros del cuerpo que parecen más débiles son los más necesarios» (1 Cor 12, 21-22).

Un gigante iba a atravesar un río profundo y vio allí a un pigmeo que no podía pasar. Se lo cargó y hacia la mitad de la travesía el pigmeo, que tenía más campo de visión, vio a unos indios que les apuntaban. El pigmeo le avisó al gigante y volvieron hacia atrás. De este modo las flechas que les disparaban no les alcanzaron, y llegaron al punto de partida sanos y salvos. El gigante dio las gracias al pigmeo, pero éste le replicó: «Si no me hubiese apoyado en ti, no los hubiera visto».

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MIRADA JOVEN
El antro, producto de alto costo
Por María Velázquez Dorantes

En los últimos años se ha vinculado la palabra «antro» con la disco, el sitio donde se va a «divertir y entretener». Pero el acceso de los jóvenes depende de unos hombres vestido de negro, con gafas obscuras, encargados de otorgar o impedir la entrada de acuerdo con los apellidos, el dinero que se lleve, la ropa que se tenga puesta y la imagen que se proyecte. A esto se le llama discriminación y degradación, porque nadie tiene el derecho de juzgar a las personas por lo que tienen o lo que aparentan. Los chicos duran horas formados paran entrar a un antro, muchas veces recurren al soborno; otras —si es que dominan otro idioma—, a aparentar ser extranjeros. Pero la forma más recurrida es estar rogando esas horas para que los dejen pasar.

Cuando ya están dentro, la música y el ambiente comienza a envolverlos y se aceleran las hormonas. Si ya consumieron alcohol y se están perdiendo entre el ruido y el malestar, lo más seguro es que el cuerpo comience a rechazar ciertas bebidas y, por lo tanto, sientan reacciones incontrolables como el vómito; ¡pero cuidado con vomitarse dentro del antro!, porque la misma persona a la cual le rogaron por horas, a la cual sobornaron para dejarlos entrar, no tendrá piedad y los echará fuera del lugar sin importarle la marca de ropa que lleven puesta.

El antro, al que asisten muchos jóvenes los fines de semana, les quita tiempo, casi todo el dinero que llevan, los hace sentir mal física y emocionalmente, les hace creer que sociabilizan y que se la están pasando bien; mientras que al otro día no pueden moverse, ni siquiera pueden despertarse.

Cada vez que piensen divertirse, tomen cinco minutos de reflexión y vean cómo será su vida durante la noche y durante los días siguientes.

EL OBSERVADOR 542-7

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ENTREVISTA
Posmodernidad y psicología
En México hay todavía fe, pero...
Por Omar Árcega E.
Habla Valentina Stilo, psicóloga italiana. Actualmente vive en Guadalajara, Jal., donde está completando su formación como misionera del Verbum Dei:

¿Cómo definirías al hombre posmoderno?
Es un hombre que se ha dado cuenta que puede mucho, que con su saber puede llegar muy lejos. Pero también es un hombre que ha chocado con el hecho de que está limitado; hay cosas que no puede contestar. Esto trae como consecuencia una nostalgia de Dios. El hombre posmoderno no quiere ver el dolor y la muerte; vive en medio de un sinfin de voces que lo confunden; se aferra al presente, solo le interesa vivir el aquí y el ahora; se desentiende del pasado, y el futuro se le presenta como una amenaza, «¿para que desgastarse por lo que todavía no es?». Es un hombre que ha perdido el sentido de comunidad, vive sólo para sí; se ha convertido en un narciso.

¿Cuáles serían las diferencias entre el posmodernismo de Europa y el de México?
Los rasgos más fuertes en Europa son: el ateísmo, el relativismo, el pluralismo. La pluralidad no es mala en sí, en Europa hay muchas voces; por lo tanto hay mucha dificultad para encontrar la propia identidad. El hombre es cada vez un ser más débil, porque su identidad no está cimentada sobre algo firme: el hombre europeo se asemeja a un títere guiado por hilos, y cuando sueltas los hilos el hombre se cae. Como contraparte, Europa tiene raíces cristianas fuertes, sólo que las está olvidando. El Europeo posmoderno siente nostalgia de Dios y se lanza en pos de sectas y adivinos.
En México hay todavía fe. Pero es una fe que lentamente se va vaciando de sentido, y esto es muy posmoderno: la pérdida del símbolo, como algo que me lleva a un significado más profundo, el automatismo de las cosas. En muchos casos es una fe de formas: en México mucha gente va a Misa, pero después su vida está desconectada de la fe que profesa.

De uno y de otro lado del océano el posmodernismo adquiere rasgos comunes: el individualismo, el vivir sólo el aquí y el hoy, con lo cual toda norma ética pierde sentido.

¿Como afecta el posmodernismo a la psicología de las personas?
La multiplicidad de voces que te dicen: esto, aquello, lo de allá y acullá es bueno, crea en el hombre una gran confusión; tantas voces causan inseguridad. Por otro lado tenemos el perfeccionismo: hay modelos en los cuales el hombre y la mujer deben ser físicamente perfectos, de no ser así no podrá relacionarse satisfactoriamente con los otros. Llega un momento en que esa perfección está tan lejos de mi naturaleza que termino por deprimirme. En Europa un niño va a la escuela, a idiomas, a entrenar futbol, a aprender música; si en medio de todo esto los padres no se preocupan porque el niño vaya descubriéndose a sí mismo, el infante entrará en confusión: tengo que hacer muchas cosas para ser bueno, para ser amado, pero no sé quién soy.

¿En este contexto que papel juega la psicología?
La psicología ayuda mucho, sobre todo en estos momentos de la pérdida de la identidad del hombre; pero llega un momento en que el hombre necesita saltar a la trascendencia, y la psicología no es una religión; ella te da los «cómo»,pero no te da los «porqués» y ,sobre todo, el «por qué?» fundamental del hombre. Si desde la psicología intentamos dar estas respuestas, entonces caemos en un cientificismo. El hombre necesita una mirada de fe sobre la vida. No me lo puedo explicar todo con leyes, porque estas leyes hoy son así, y mañana son distintas. El ser humano necesita saber quién es en un diálogo con la trascendencia, con Dios.

¿Qué piensas de algo tan posmoderno (muy vivido en Europa) como la filantropía sin Dios?
El hombre se da cuenta de que no necesita leyes externas para hacer el bien; él puede hacer el bien porque lo decide en su corazón. Llega un momento en que el hombre necesita motivaciones que vayan más allá de la mera bondad humana. El cristianismo no es una religión de personas que hacen el bien y ya; es una religión de personas que pueden llegar a morir por los hermanos, y eso es mucho más. El ejemplo lo tenemos con la viejita del templo que dio de lo poco que tenía: entregó mucho más que el rico, pues el millonario dio de lo que le sobraba; ella lo ofreció todo. El mundo necesita gente que lo dé todo, no basta con dar un poco de dinero; Europa necesita reencontrarse a sí misma para darlo todo, para dar esperanza. Como europeos podemos dar un poco de dinero, pero si no cambiamos estilos de vida, si no percibimos que nuestros actos repercuten en los cuatro continentes, nunca cambiarán las estructuras. La filantropía es buena, pero el ser humano necesita dar un paso más, y ese es la trascendencia.

EL OBSERVADOR 542-8

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FLOR DE HARINA (Sal 147, 14)
Hermano universal
Carlos de Foucauld (I)
Por el P. Justo López Melús

Nace en Estrasburgo, en 1858. Muere asesinado en Tamanraset (Argelia) en 1916. Había iniciado su conversión en 1886. «En el mismo momento en el que creí que existía Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa más que vivir para Él». Es beatificado en Roma el 13 de noviembre de 2005.

Foucauld se sentía, entre musulmanes y cristianos, el hermano universal. Su misión consistía en vivir el Evangelio de la entrega y del amor. Vivir el misterio de la vida oculta de Jesús en Nazaret. Ser testigo silencioso. Preparar caminos. Desbrozar, sembrar. «Se hace el bien —decía— no en la medida de lo que se dice y de lo que se hace, sino en la medida de lo que se es, en la medida en que Jesús vive en nosotros y actúa a través de nosotros».

Para los que le siguieran, escribía: —Que sean mansos entre sí. Que la cólera, la dureza, la rudeza, la amargura, la tirantez, la impaciencia, la frialdad, estén tan lejos de sus corazones y de sus labios como lo estaban del corazón y de los labios de Jesús. Para estar unidos a Jesús hay que tener los mismos gustos que Él. ¿Qué escondió el hijo del carpintero para Él, cuales fueron sus gustos? Pues el siervo no es mayor que su Señor.

—Los que tengan una posición social más alta, no se enorgullezcan, pues es una real inferioridad, ya que no es la que Jesús eligió para Él. Que reparen esta inferioridad con una mayor humildad, pues es un honor para ellos ser hermanos de los que más se parecen a Jesús. Jesús no ha maldecido a los ricos y tuvo amigos ricos. Pero ha alabado a los pobres, no la riqueza. Y sus amigos ricos, si eran verdaderos, se hicieron pobres a su ejemplo.

Su ilusión era seguir, por encima de todo, este mensaje de Jesús: —Tu regla: seguirme. Hacer lo que Yo haría. En toda acción y en todo momento, pregúntate: ¿Qué hubiera hecho Jesús? Y hazlo. Es tu única regla, es tu regla absoluta.

EL OBSERVADOR 542-9

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FIN

 
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