El Observador de la Actualidad

EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD
-Periodismo católico-
26 de marzo de 2006 No. 559

SUMARIO

bulletPORTADA - Campaña de Oración y Cruzada del Rosario. ¡Sumémonos a ambas!
bulletCARTAS DEL DIRECTOR - Los mexicanos y Dios
bullet¿CÓOOMO DIJO? - Teología indígena, campañas de oración y ayuda católica
bullet¡Cállese, ciudadano presidente!
bulletPINCELADAS - Hacer de la necesidad virtud
bulletJÓVENES - Vencer el mal ¿con el bien?
bulletRESUELVE TUS DUDAS - ¿Por qué no se casan?
bulletELECCIONES 2006: EL PUNTO DE VISTA CATÓLICO - Las verdades teológicas tienen repercusiones sociales
bulletPropuestas de Cáritas para que la muerte de los 65 mineros de Pasta de Conchos no caiga en el olvido
bulletTESTIMONIO - Otro conocido ex ministro evangélico que se hace católico
bulletPICADURA LETRÍSTICA - Patente de verdadero a lo falso
bulletCOLUMNA ABIERTA - Sobre moral sexual
bulletPALABRAS - Carta a mi ángel de la guarda

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PORTADA
Campaña de Oración y Cruzada del Rosario. ¡Sumémonos a ambas!
Como pocas veces se necesita la oración en este momento de México

Por conducto del portal www.oramospormexico.org, se está convocando a una Campaña de Oración por México e Iberoamérica. En la motivación se expone: «La situación que viven México y los demás países de Iberoamérica no es fácil: constituye un reto para la labor evangelizadora en todos los ámbitos, pero también para la participación social y la acción política. Hay grandes problemas comunes: inseguridad e injusticia, corrupción e impunidad, miseria y falta de empleo, debilitamiento de la familia y de los valores éticos. Todos estos problemas hacen sentir sus efectos, en especial la miseria en la que vive la quinta parte de la población de Hispanoamérica, sin contar a más millones que viven en la pobreza, y la urgencia de oportunidades de empleo; son un llamado insoslayable a la solidaridad y la justicia, tanto de los sectores públicos como de los sectores productivos y sociales. Además, la situación es aprovechada por movimientos que siembran el odio y el clima de violencia».

Tibieza y apatía


Después se afirma: «El deterioro grave de los valores sociales, éticos y religiosos y el debilitamiento de la familia son consecuencia de la tibieza y apatía de muchos cristianos y de la educación superficial; pero también de la acción deliberada de algunos grupos dedicados a la perversión, y de ciertos contenidos de medios de comunicación promotores de la inmoralidad, la amoralidad, el hedonismo, la ambición desmedida, la violencia y la crueldad. Y no pocas veces el contenido informativo y editorial es objetivamente desorientador y manipulador de la opinión pública en temas sociales, económicos, culturales y políticos.

Objetivos de «Oramos por México»

Son tres:
1º. El cambio personal de los mexicanos que participemos;
2º. Lograr un millón de oraciones diarias por México;
3º. Encontrar, motivar y unir a los que están dispuestos a sumarse al compromiso.
El 2 del próximo abril abre la campaña, la cual culminará el 27 de enero de 2007 con una peregrinación juvenil al monumento a Cristo Rey de la Paz en el cerro del Cubilete.

La Cruzada Nacional del Rosario

Ésta es convocada por Novo Millennio y Familia María + Visión. Pretende obtener que se rece un millón de Rosarios por la paz en nuestra patria y por las elecciones del próximo dos de julio, para que los gobernantes que sean elegidos sean aquellos que desea Nuestra Señora de Guadalupe. No se trata de rezar hasta el 2 de julio, sino todo el año, y cada quién los Rosarios que quiera y pueda...

Las amenazas que se ciernen sobre nuestra patria en este momento de permisividad moral, y particularmente en la presente coyuntura político-electoral, nos hacen ver que si de algo tenemos necesidad es de una intensa oración.

EL OBSERVADOR 559-1

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CARTAS DEL DIRECTOR
Los mexicanos y Dios
Por Jaime Septién

Hacia 1975 monseñor Joaquín Antonio Peñalosa editó un libro de entrevistas cuyo título fue Cien mexicanos y Dios. En él actores, periodistas, deportistas, escritores, intelectuales de aquel entonces respondieron a tres preguntas que les envió el sacerdote potosino:

1. ¿Qué es Dios para usted?
2. ¿Qué es Cristo para usted?
3. ¿Qué papel tienen las religiones en el mundo?

Hay respuestas buenas, respuestas malas y otras malísimas. Puestos a ser teóricos, los mexicanos sabemos simular que creemos cuando no creemos en nada; que estamos dispuestos a dar la vida por Jesucristo, pero nos arrugamos a la menor provocación, etcétera.

Me sorprendieron las respuestas del maestro Gabriel Zaid por lo cortas, lo concisas, lo profundas:
1. ¿Qué es Dios para usted?
El creador de todas las cosas, buenas y malas.
2. ¿Qué es Cristo para usted?
El amor de Dios que desciende a las sombras y las hace habitables.
3. ¿Qué papel tienen las religiones en el mundo?
Darle sentido a lo irremediable. Crear un lenguaje para dirigirse al Tú absoluto. Salvar constantemente el amor y la esperanza.

Por cierto: ¿Qué responderían los tres candidatos a la presidencia de la República si les preguntáramos lo mismo que Peñalosa? ¿Le sacarían al parche? ¿Saldrían con un domingo siete tipo «soy católico, básicamente cristiano...», o «soy un pecador estándar», o «la Constitución dice que hay separación de poderes y no debemos mezclar lo uno con lo otro»? Por parte de la sociedad: ¿consideraríamos pertinentes estas preguntas? O mejor habría que «sacarles la sopa» tan sólo de lo que opinan de las relaciones con Estados Unidos... Dios, Cristo, la religión: ¿tienen alguna prioridad en nuestro entorno?

En verdad, deberían tenerla. Pero parece que no; parece que ésas serían las últimas preguntas que le haríamos a los políticos. Porque muchos mexicanos nos llevamos bien con Dios, pero de lejecitos. Y no mezclamos. Pero podemos empezar. Por lo pronto, sería muy buen ejercicio que la próxima vez que Andrés Manuel, Felipe o Roberto toquen tu localidad, les eches este torito, después de haberlo respondido tú, obviamente.

EL OBSERVADOR 559-2

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¿CÓOOMO DIJO?
Teología indígena, campañas de oración y ayuda católica

Tiene muchas ramificaciones y muchas aristas la carta
enviada a monseñor Felipe Arizmendi Esquivel , obispo de San Cristóbal de las Casas, por parte del cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Doctrina de los Sacramentos... L a carta es fruto de muchos años de trabajo y pone «punto final» a la denominada «iglesia indígena», vinculada a la «teología indígena», ordenando la supresión de los diáconos permanentes casados en sustitución del sacerdocio célibe... No es fácil interpretar estos asuntos, pues si bien es cierto que el ahora obispo emérito de San Cristóbal, Samuel Ruíz García, prodigó su trabajo a favor de los indígenas de Chiapas, también es cierto que realizó muchas acciones que no a todos en el Vaticano dejaron convencidos... Según informó el periódico La Jornada, monseñor Arizmendi habría acudido al Vaticano para explicar que es necesario contar, en lugares donde predominan los grupos étnicos, con una teología indígena católica, que brinde tolerancia a quienes tienen prácticas diferentes a las de la mayoría de la Iglesia universal... En otro ámbito de cosas, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, ha bendecido el inicio de la Campaña de Oración por México e Iberoamérica que un grupo de laicos ha organizado bajo la protección de Santa María de Guadalupe y de nuestros santos, con la súplica que salven nuestra Patria y conserven nuestra fe... La campaña tiene que ver con México , directamente, pero tendrá, según sus organizadores, entre quien figura su coordinador Guillermo Velasco Arzac, una repercusión en todo el continente... Siguiendo con las explicaciones de la encíclica «Dios es Amor», del papa Benedicto XVI, el presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», arzobispo Paul Josef Cordes acaba de recordar una cuestión esencial: que existe una tendencia bien marcada a quitar de las agencias católicas de ayuda las raíces de la fe. Muchas de ellas actúan perdiendo de vista los motivos de su actividad, perdiendo de vista al otro como un Cristo, dedicándose a la filantropía y a la eficacia.. Para todos los que creen que en todas las religiones está impreso el amor, monseñor Cordes recuerda que, cuando estuvo en Paquistán, en un campo de refugiados islámicos, descubrió que ellos no tienen la práctica de ayudar a los pobres. Y no la tienen por una sencilla razón: porque es una herencia cristiana.

EL OBSERVADOR 559-3

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¡Cállese, ciudadano presidente!
Por Antonio Maza Pereda

«Cállese, Presidente». Una frase dura, como una bofetada. Una frase que, por otro lado, no pasaría del anecdotario de las elecciones federales de este 2006, si no fuera por lo mucho que revela sobre nosotros, los mexicanos. El cómo y el porqué de esta frase es, creo yo, poco importante. Tristemente, ya estamos acostumbrados a una falta de respeto en la vida política del país y esta no ha sido, ni con mucho, la primera vez ni la más grave en que han ocurrido cosas así. En todos los bandos, además, nadie podría lanzar la primera piedra por estar libre de culpa. Además, más tristemente aún, es cada vez más frecuente que oigamos frases como esa, tal vez más cuidadas, tal vez más envueltas en las formalidades de la cortesía, pero igualmente reveladoras de una falta de respeto profundo por el conciudadano.

Desde la familia, donde algunos padres y madres no escuchamos al hijo cuando no está de acuerdo; donde lo callamos de mil maneras y la única razón que damos es: «¡Porque soy tu madre!». También en la escuela, donde el maestro se impone porque tiene el poder de reprobar y no se deja contradecir. O en los trabajos, donde los jefes se niegan a aceptar sugerencias y la razón suprema es: «Porque para eso le pago». También en la academia, donde a las objeciones de los colegas, ante algún razonamiento poco claro, la respuesta es: «Porque soy doctor».

Si queremos tener algún día verdadera democracia en el país, habrá que acostumbrarnos a que no podemos callar a nadie. Cuando la única salida ante un argumento que no nos gusta en una discusión es callar al otro, de palabra o con hechos, lo que estamos demostrando es que, para nosotros, la democracia está muy bien, siempre y cuando los que opinen estén de acuerdo con nuestras ideas. Que creemos en la libertad de expresión, pero sólo para los que concuerdan con nosotros. Y así, amigos y amigas, no se construye la democracia.

Hay algo peor aún, tal vez. Cuando nuestra salida ante alguien que no está de acuerdo con nosotros es callarlo, estamos mostrando que tenemos miedo a que esas ideas puedan convencer a otros y, si mucho me apuran, miedo a que esas ideas que acallamos pudieran hacernos cambiar de opinión a nosotros mismos. Que, tal vez, nos hacen ver -¡que horror!- que podríamos estar equivocados. Y, ciertamente, muestran que no soportamos la idea de no tener la razón.

¿Queremos verdaderamente vivir en una sociedad democrática, no sólo en el día de las elecciones, sino a todo lo largo de los días y de los años? Entonces no podemos callar a nadie. Y tampoco podemos permitir que no se nos deje expresar nuestra opinión. ¿Que hay límites? Claro. El respeto, la cortesía, la ética nos pondrán los límites necesarios. Pero, seamos sinceros: pocas veces callamos a otros porque sobrepasen esos límites. Los callamos, más bien, porque nos cuesta trabajo creer en la democracia. Examinémonos a fondo. Más que criticar a otros, empecemos por examinar nuestros propios actos. Esforcémonos en escuchar otras opiniones, en ponernos en el lugar de otros. Y después, sin miedos, demos nuestra opinión y no permitamos que nos callen.

EL OBSERVADOR 559-4

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PINCELADAS
Hacer de la necesidad virtud
Por el P. Justo López Melús


Un ex-prisionero de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo, que también había tenido igual experiencia de horror y crueldad. Un día le preguntó: «¿Has olvidado ya a los nazis»». «Pues no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma». «Entonces aún siguen teniéndote prisionero. Sólo te curarás de los tristes recuerdos si intentas asumirlos».

Un hombre se sentía orgulloso del césped de su jardín, Un día vio que, en su césped, crecía una gran cantidad de «dientes de león», una pequeña planta que se lo estropeaba. Trató de librarse de ellos, pero se convirtieron en una auténtica plaga. Entonces escribió al Ministerio de Agricultura, contando los intentos que había hecho, y terminaba: «¿Qué puedo hacer?», Pronto llegó la respuesta: «Le sugerimos que aprenda a amarlos»

EL OBSERVADOR 559-5

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JÓVENES
Vencer el mal ¿con el bien?
Por Enrique Tapia, L.C. / Buenas Noticias
Las caricaturas de Mahoma ofenden a los musulmanes, y con razón. Pero las reacciones violentas que provocaron, ¿son una respuesta adecuada?

Gracias a Dios, no son todos los musulmanes quienes así actúan. Hay muchos, y muy sensatos, que saben que la violencia no es la respuesta.

Por otro lado, el libro (y próximamente película) El Codigo da Vinci, puede ofender a los cristianos, y con razón; quizás aún más a los miembros del Opus Dei. ¿Cómo comportarnos ante esta situación?

Creo que la respuesta del Opus Dei es digna de imitarse, pues nos enseña que una ofensa se puede vencer con el bien.

En un comunicado de prensa oficial (14 de febrero de 2006) leemos: «No tenemos intención de polemizar, no habrá boicot alguno ni nada parecido. Proseguiremos con una actitud de transparencia, serenidad y espíritu constructivo».

Pero, bueno, ¿es que no se van a defender? Lo que pasa es que la Ley de Talión no es la ley del Evangelio. En la Biblia encontramos frases como éstas: «El amor disculpa toda ofensa» (Pr 10,12); «El amor cubre multitud de pecados» (1P 4,8); y «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Rm 12,21).

Por eso, continúa el comunicado de prensa, «éste puede ser un momento adecuado para dar a conocer la labor de servicio que los católicos desarrollan en África, desde hace siglos».

En definitiva, lo más acertado es no buscar destruir, sino construir. No producir polémicas, sino obras de caridad. Responder con el bien, no con los golpes.

Y esta actitud, ¿produce frutos?

Me viene a la memoria la historia de Rudolf Hess, célebre comandante del campo de concentración de Oswiecim (Auschwitz). En 1947 esperaba en una prisión polaca la pena de muerte. Espontáneamente escribió: «Como comandante del campo de exterminio de Oswiecim (…) he causado un gravísimo daño a la humanidad (…). Solamente en las prisiones polacas he comprendido qué es la humanidad. A pesar de lo que he hecho, me han tratado como a un hombre».

Pidió un sacerdote, se confesó y, antes de despedirse, le dijo: «Gracias por haberme ayudado a encontrar de nuevo la humanidad perdida».

EL OBSERVADOR 559-6

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RESUELVE TUS DUDAS
¿Por qué no se casan?

Pregunta:
¿Por qué los sacerdotes no se casan?
Edén Javier

Respuesta:
Los sacerdotes no se casan porque la experiencia y la Biblia nos dicen que el estado de virginidad y celibato son fuertemente recomendados para servir mejor a Dios. El primer ejemplo lo tenemos en Cristo, que renunció al matrimonio para entregarse totalmente al anuncio del Reino de Dios, y en una ocasión declaró: «... hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda» (Mt 19, 12). Y Pablo, en la Primera Carta a los Corintios dice: «En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer»(1Co. 7, 1).

«Mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular: unos de una manera, otros de otra. No obstante, digo a los célibes y a las viudas: Bien les está quedarse como yo» (1 Co 7, 7-8).
«Mas, si te casas, no pecas. Y, si la joven se casa, no peca. Pero todos ellos tendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitaros» (1 Co 7, 28)
«Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está, por tanto, dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el esp1ritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Os digo esto para vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor, sin división» (1 Co 7, 32-35).
«Por tanto, el que se casa con su novia, obra bien. Y el que no se casa, obra mejor» (1 Co 7, 38)

La Iglesia, por supuesto, ha decidido optar por lo mejor.
Walter Turnbull

EL OBSERVADOR 559-7

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ELECCIONES 2006: EL PUNTO DE VISTA CATÓLICO
(3 de 9)
Las verdades teológicas tienen repercusiones sociales
Por el P. Humberto M. Marsich s.x.


Inclusive las verdades teológicas acerca del hombre, de Cristo y de la Iglesia tienen, inevitablemente, repercusiones sociales. La fidelidad a estas verdades sobrenaturales y reveladas abre caminos creativos de transformación social porque ellas motivan en lo más profundo a los hombres y los anclan en valores imperecederos; dilatan las esperanzas e infunden energías para luchar contra las injusticias, para evangelizar estructuras y culturas, para humanizar lo inhumano y para asumir responsabilidades socio políticas. Justamente, Juan Pablo II, en su primer viaje a México, afirmaba que «en el centro del mensaje del cual es depositaria y pregonera, la Iglesia encuentra inspiración para actuar a favor de la fraternidad, de la justicia, de la paz y contra todas las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, violencias, atentados a la libertad religiosa, agresiones contra el hombre y cuanto atenta a la vida» (Puebla, discurso de inauguración, III, 2).

La verdad teológica, o sea la fe cristiana, su inspiración y vivencia, es fuente poderosa de acciones transformadoras y de luchas «subversivas» del desorden político y económico establecido. Los que la quieren abaratar o domesticar forzosamente a sus proyectos egoístas y demagógicos de cambio social se dañan a sí mismos y afectarían su eficacia histórica. Una sólida cristología, una eclesiología bien cimentada y una antropología integral, parece decirnos Juan Pablo II, son condiciones imprescindibles para que los cristianos nos empeñemos eficazmente en la lucha por la justicia y en la transformación de las estructuras: «si la Iglesia se hace presente en la defensa o en la promoción de la dignidad del hombre —afirma el Papa— lo hace en línea de su misión, que, aun siendo de carácter religioso y no social o político, no puede menos de considerar al hombre en la integridad de su ser» (Ib).

La preocupación por todo el hombre y por todos los hombres, en la totalidad de su existencia, es una constante en la enseñanza social de la Iglesia y es parte también de su misión. La política también es parte de la preocupación eclesial y su humanización y su moralización es parte inherente a su misión. En la misma Sagrada Escritura, en la patrística, en la Teología y en el magisterio social de la Iglesia podemos encontrar los fundamentos de esta misión y de su enseñanza social.

La fe cristiana es, teológicamente, poderosa fuente de acciones transformadoras. La Iglesia, legítimamente, se preocupa por todo el hombre y todos los hombres, así como por la política en sí, y por su humanización y moralización.

EL OBSERVADOR 559-8

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Propuestas de Cáritas para que la muerte de los 65 mineros de Pasta de Conchos no caiga en el olvido

Con el apoyo de 23 Cáritas diocesanas que operan en México, el presidente de la Comisión de Pastoral Social-Cáritas de la Conferencia del Episcopado Mexicano, monseñor Carlos Talavera Ramírez, ha emitido un comunicado ante la tragedia que costó la vida de 65 trabajadores que laboraban en la mina de Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila.

En este comunicado Cáritas mexicana expresa su solidaridad ante el dolor de las familias de los mineros y se suma a la indignación que experimentan ante una tragedia que «pudo evitarse».

Más adelante, le exige a los dueños de la mina, Industrial Minera México, que le otorguen a las familias de los trabajadores fallecidos la indemnización que en justicia les corresponde y que, en adelante, garanticen mejores condiciones de trabajo a los mineros del país.

A las autoridades federales de México, Cáritas les pide una investigación de los hechos, que no queden en la impunidad y que la indagación la realicen instancias que no estén desacreditadas ante la población del país; que sea rigurosa, que se retiren aquellos que han prestado dudosa ayuda a las familias de los mineros y que responda al reclamo social ofreciendo «un informe detallado sobre las medidas que tomarán, para que Pasta de Conchos no se vuelva a repetir en ninguna otra zona minera» de México.

Finalmente, monseñor Carlos Talavera Ramírez pide a la sociedad mexicana la atención para que mejoren las condiciones de salario y empleo de miles de trabajadores mineros que hoy son explotados.

Los obispos mexicanos responden así a la necesidad de que la tragedia no quede en el olvido y tampoco se politice, pues desde el momento mismo de la explosión, a mediados del mes de febrero, las fuerzas políticas que en estos meses disputarán la presidencia de México han tomado el caso para lucrar entre sus propias militancias.

Zenit-El Observador


EL OBSERVADOR 559-9

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TESTIMONIO
Otro conocido ex ministro evangélico que se hace católico
La Eucaristía fue la clave para ser sorprendido por la Verdad


El puertorriqueño Fernando Casanova había sido ministro licenciado ordenado, evangelista y pastor de una importante denominación pentecostal. Pero luego dio testimonio en TV de que se había hecho católico.

¿Por qué se hizo católico? Resumimos a contnuación sus razones:
«Fui criado en la tradición pentecostal. Pronto me sentí llamado por Dios a ser pastor. Cuando accedí al ministerio me di cuenta de que arriba, en el liderato, y lejos de la buena fe del pueblo creyente, se encuentra una actitud generalizada de embaucamiento. Me relacioné con otros colegas que se daban cuenta de la corrupción y de la incongruencia con el Evangelio de Jesús, pero mis compañeros se conformaban, y terminaban haciéndose cómplices de la religiosidad sensacional tipo espectáculo.

La Iglesia primitiva

«Se me ocurrió que podíamos volver a aquel primer cristianismo, genuino y martirial, que el movimiento pentecostal había tratado de revivir cien años atrás. Pensé que todo sería cuestión de buena educación teológica. Así que me fui al Colegio Bíblico Pentecostal a enseñar teología. Se me quitó el sueño por mucho tiempo cuando me confronté con el testimonio de los llamados Padres de la Iglesia, en los primeros siglos de la era cristiana. Cuando constaté el fondo eclesial de la Biblia y del cristianismo primitivo, se me comenzó a aparecer la Iglesia católica como la verdadera Iglesia de Jesucristo.

«Me mortificó ver que, a pesar de que Dios proveyó el Espíritu Santo para conducirnos a la verdad completa, lo que se podía verificar era una funesta realidad religiosa de división, de fragmentación y de oposición entre los seguidores de Jesús. La realidad que tenía de frente me denunciaba a un montón de espíritus que aducían ser el Espíritu Santo, pero que referían a muchas verdades diversas y contradictorias entre sí. Aquel mundo protestante y de sectas no podía ser la Iglesia que Cristo convocó para remitir a su Reino y señalar su Verdad.

«Ningún protestante, por más anticatólico que fuese, podía negar que la Iglesia de Jesucristo que conocemos como católica se mantuvo constantemente diciendo y estableciendo la verdad: sobre la Trinidad (Nicea, 325), la personalidad divina de Cristo (Efeso, 431), la divinidad del Espíritu Santo (Constantinopla, 381) y hasta sobre el canon bíblico (Cartago, 493, y Roma, 497). En adición, todas estas verdades echaban por tierra la hipótesis anticatólica de la corrupción de la Iglesia por Constantino y el Edicto de Milán en el 313.

«Cuando la excelencia y la veracidad de la doctrina católica me alcanzaron por fin, opte entonces por hacerme de la vista gorda.

«Aceptando el reto lanzado por un fraile capuchino, fui a ver una Hora Santa. Quedé absorbido de inmediato: el embellecimiento del altar, una custodia hermosísima, incienso, luces, música sublime… y la disposición y devoción de aquellos fieles no tenían precedentes en mi memoria. Hasta que caí en la cuenta de lo que hacían: ¡adoraban un trozo de pan! Y para colmo el sacerdote le oraba con tanta seguridad y confianza, similar a mis oraciones, pero él oraba con más convicción, como si de veras estuviera frente al Señor. Ese cura, y las cerca de 200 personas que le acompañaban, estaban convencidos de que lo que estaba colocado en la custodia los escuchaba, y de que era Jesús.

¿Eucaristía = idolatría?

«Se me ocurrió una idea para romper de una vez por todas con el catolicismo: 'Si logro demostrar fuera de toda duda razonable, por la Biblia, que esta gente esta adorando a un trozo de harina cocida, y no a Jesucristo, entonces serán en realidad unos idólatras'. Esta coyuntura fue para mí la posibilidad de lograr al menos un empate: 'Si los protestantes estamos mal, ellos también'.

Ineptitud teológica

«Comencé a preocuparme cuando me percaté de la ineptitud de los teólogos protestantes al no tomar en consideración textos importantes con un inequívoco sabor eucarístico. Ni siquiera contábamos con una reflexión coherente con relación a las terribles consecuencias de enfermedad y muerte de 1 Co 11, 27-24 por causa del mal entendimiento de un símbolo, de algo que según nosotros era prescindible de la sustancia del culto cristiano. Descubrí la poca consideración que dábamos a los relatos de la institución de la Eucaristía.

«En 1 Co 10 Pablo exige que frente a la mesa eucarística hay que decidirse: la mesa del Señor o la mesa de los demonios. Con esto quiere matizar que frente a este acontecimiento cumbre del culto cristiano, todos tienen que tomar una decisión definitiva y radical. Luego, al combinarlo con el capítulo 11, pude comprender que el que no se da cuenta del verdadero cuerpo del Señor se está metiendo en un grave problema que puede costarle la salud o la muerte. El Dios del Nuevo Testamento no iba a matar a alguien simplemente por haber mal interpretado un mero símbolo.

Sobre Jn 6, 22-71, las referencias anti-presencia real decían que debía entenderse siempre en sentido figurado. Pero el Señor habla de manera insistente y sin importar la resistencia de los incrédulos o la reacción de sus simpatizantes: 'Yo soy el pan vivo bajado del cielo', 'quien come de este pan vivirá para siempre', 'y el pan que voy a dar es mi carne', 'mi carne es verdadera comida... mi sangre es verdadera bebida', 'el que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en Mí y yo en él', 'el que me coma vivirá por Mí', 'si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros', etc. Esta obstinación, con tanta fuerza y sin ambigüedad de ningún tipo, no deja lugar a un entendimiento exclusivamente simbólico. Jesús no corrige la interpretación literal que hicieron sus oyentes. Esto es importantísimo porque una característica de este evangelio es que cada vez que el Señor es mal interpretado, Él siempre corrige. Siempre: 3, 5; 4,34; 7, 38-39; 21, 21-23 (y hasta en Mt 16, 6ss). Pero aquí no se echó para atrás.

«Entonces aquella 'herejía' era la verdad. Tuve que reconocer que este acontecimiento que ha celebrado la Iglesia católica por 2000 años con tanta fe supone una poderosa presencia especial de Dios.

«No me quedó más remedio. Renuncié a mi ministerio y me hice católico».
Adaptado de www.regresoacasa.org

EL OBSERVADOR 559-10

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PICADURA LETRÍSTICA
Patente de verdadero a lo falso
Por J. Jesús García y García


El Código Da Vinci se escribió en el género literario de ficción que conocemos como novela. Ni siquiera la llamada novela histórica puede alcanzar una validez documental. Pero Dan Brown, bien tramposo, escribió así en la introducción: «todas las descripciones [...], documentos y rituales secretos en esta novela son fidedignos». Sólo eso se necesitaba para uncir al carro de Brown a quienes tienen la vocación de expulsar a Cristo de la historia, y a los católicos inestables ávidos de «revelaciones sensacionales». El novelista (de ahí no pasa) confiesa que se inspiró en los evangelios sinópticos y, sobre todo, en los gnósticos; que estos son los buenos, pero que la Iglesia los desechó caprichosamente porque no convenían a sus intereses.

Distinguimos, sí, tres clases de evangelios (evangelio = buena nueva): los canónicos son aquellos que han sido declarados verdaderos por la Iglesia y, como los lectores saben, son el de Mateo, el de Marcos, el de Lucas y el de Juan, por orden de aparición en la Biblia. Los apócrifos son, entre otros, el de La Infancia de Tomás, el Protoevangelio de Santiago, el del Pseudo-Mateo, el de La Natividad de María, las Historias de José el Carpintero, el Evangelio Árabe de la Infancia, el de Pedro, el de Bernabé y el de Nicodemo. Entre los gnósticos tendríamos uno de Tomás, uno de Felipe, uno de María Magdalena, uno de los Egipcios, uno de la Verdad y el intitulado La Sabiduría Fiel.

Apócrifos llama la Iglesia a los libros anónimos (aunque fueran atribuidos a algunos apóstoles e, incluso, a la misma Virgen María) y que, aun presentándose con carácter sagrado, no tenían solidez en su doctrina e incluían elementos contradictorios a la verdad revelada. Eran, pues, «sospechosos» y, en general, poco recomendables, conforme a un examen escrupuloso. En ellos se descubre una tendencia (en los tempranos siglos II a IV) a fantasear en grande sobre la figura de Jesucristo.

El gnosticismo es una «doctrina filosófica y religiosa de los primeros siglos de la Iglesia, mezcla de la cristiana con creencias judaicas y orientales, que se dividió en varias sectas y pretendía tener un conocimiento intuitivo y misterioso de las cosas divinas» (RAE). Los evangelios gnósticos, aunque proceden también de los siglos tempranos de nuestra era, se pusieron de moda en 1945, cuando unos campesinos descubrieron en Nag Hammadi, Egipto, unos papiros que después fueron datados alrededor del siglo IV d.C. No constituían propiamente un evangelio y, además, eran copias de copias anteriores que ya habían circulado antiguamente; pero se hizo mucho ruido alrededor de ellos.

El Código no es una novela histórica: es —como diría Pablo Ginés— una «conspiparonoia» que no se basa en la historia, simplemente la inventa. Intenta hacer creíbles sus fantasías mediante la mezcla de sucesos imaginarios y algunos hechos reales, afirmando que el conjunto es el «resultado de investigaciones históricas serias». Lo cierto es que el éxito comercial del libro se debe a su signo ideológico, abiertamente anticatólico.

El Código Da Vinci afirma que Jesús estuvo casado con la Magdalena, que «ese matrimonio está documentado en la historia». Pero, ¿dónde está documentado? No lo dice. Pero sí afirma que en los miles de crónicas existentes sobre la vida de Jesús se le consideraba un hombre, un ser mortal; pero Constantino encargó y financió la redacción de una nueva Biblia que en que se ocultaran los rasgos «humanos» de Cristo y se exageraran los que lo acercaban a la divinidad. Y los evangelios anteriores fueron prohibidos y quemados. Bonita descalificación a los Doce (todos mártires menos uno), a san Esteban, a san Pablo, a Nereo y Aquileo (la cantidad de nombres es nutrida), a los cientos de mártires sepultados en las catacumbas de Roma; a los padres y predicadores de la Iglesia anteriores al concilio de Nicea: san Ignacio de Antioquia, san Justino, san Ireneo de Lyon, san Clemente de Alejandría, Tertuliano y Orígenes. Pobrecitos: vivieron y murieron en el error de predicar la doctrina de un simple hombre que, además, había urdido una peligrosa conjura persistente hoy por hoy en el Opus Dei.

Vender 40 millones de ejemplares (¡) de este bodrio y esperar el estreno fílmico respectivo (Cannes, próximo mayo), es, sin duda, muestra de la suerte maligna del autor británico.

EL OBSERVADOR 559-11

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COLUMNA ABIERTA
Sobre moral sexual
Por Walter Turnbull
A raíz de una plática entre tres amigos sobre moral sexual

Estimado Fulanito:

A propósito de nuestra plática de ayer.

La moral sexual católica no es algo que surja espontáneamente; no se deduce de la observación de la realidad física o social; para entenderla hay que contemplar la dimensión trascendente del hombre, el hecho de que el hombre está llamado a ser imagen de Dios y a disfrutarlo por toda la eternidad. En ese caso, la pregunta para definir este sistema ético no es ¿qué se debe hacer para alcanzar la felicidad en este mundo?, sino ¿qué se debe hacer en este mundo para garantizar la felicidad eterna? En ese sentido, la expresión «es completamente natural», no es válida para desobedecer un mandamiento de Dios: somos seres naturales, pero tenemos una dimensión trascendental y tenemos una revelación y una inteligencia para descubrirla.

En el catolicismo la moral sexual no es sólo un medio para evitar peligros y problemas, sino una fórmula para hacer de la atracción natural entre el hombre y la mujer un camino de santificación, una ocasión para participar en la experiencia del amor incondicional y eterno de Dios en la relación trinitaria, por eso es tan exigente.

La naturaleza nos empuja a la fornicación; los mandamientos de Dios nos mandan la continencia. Decir que tenemos que resignarnos a que los adolescentes practiquen el amor libre porque es natural, es como resignarnos a que los políticos practiquen el peculado y la corrupción, los empresarios practiquen la explotación, los violentos practiquen el asesinato, los necesitados el robo y los ofendidos la venganza, porque «es natural». Para superar nuestra naturaleza animal y convertirnos en seres humanos y a continuación en seres divinos, Dios nos da su redención, sus sacramentos y sus mandamientos.

Explicar el porqué de la prohibición del uso del condón por parte de la Iglesia es todavía más difícil, pero la raíz es la misma: el sentido de la religión no es usar a Dios para pasarla bien en el mundo, sino usar la vida en el mundo para alcanzar a Dios. De cualquier modo, incluso a nivel terreno, el condón sigue sin ser la solución. No es 100% seguro para evitar embarazos y mucho menos para evitar el SIDA. Existen, además, enfermedades contagiosas, incurables y dañinas que se propagan por el puro contacto físico de las zonas alrededor de los genitales. Obviamente para estas enfermedades tampoco sirve el famoso condón. Todas las campañas de distribución y promoción del condón en países más desarrollados que el nuestro, resultaron en más embarazos adolescentes y más contagios de SIDA. La relación es casi directa. Si tú le dices a un muchacho que es perfectamente normal que tenga relaciones sexuales, pero que debe usar el condón para no tener nada que temer, prácticamente, aunque quieras ser moralmente neutral, lo estás animando a seguir sus apetitos. Así pues, estas campañas aumentan en un cierto porcentaje el uso del condón, y aumentan en un porcentaje mayor (siempre mayor) la práctica del amor libre, como equivocadamente se le llama a la fornicación.

En África el único país que está teniendo resultados significativos en la lucha contra el SIDA es Uganda, y es el único que está haciendo una fuerte campaña para promover la continencia, la monogamia y la fidelidad.

Toda información que se da a los jóvenes acerca de la sexualidad tendría que incluir la mención de la continencia, si no como única opción (que sería lo más recomendable), al menos como la primera opción o como una opción posible. Aplicando los criterios de la naturalidad y del sexo seguro, sería perfectamente aceptable que tu hija te dijera: «Papá, ya me estoy acostando con este drogadicto, pero no te preocupes, los dos somos jóvenes, los dos estamos de acuerdo y estamos usando condón, no hay ningún problema, todo queda en un rato de placer y de desahogo de nuestros impulsos juveniles».

EL OBSERVADOR 559-12

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PALABRAS
Carta a mi ángel de la guarda
Jean Guitton


Cuando alguien, con palabras simples, despierta en mí una emoción imprevista, dulce, un tanto melancólica pero luminosa, que me hace tomar consciencia de mi destino; cuando experimento el deseo de ser precisamente el que soy, me digo que frente a mí ha pasado un ángel.

La visita de ese ángel está llena de humorismo y de amor; es sorprendente, crepuscular, semejante a aquella del viajero desconocido que conversaba con los peregrinos de Emaús y que se hizo reconocer sólo desapareciendo.

Hace mucho, en el catecismo, se me decía que tenía yo un ángel guardián. Y viví durante mucho tiempo con la impresión de que un hábil y benévolo protector me cubría con sus alas. Las alas han sido cambiadas pero existen todavía. Las siento tocarme. ¿Quién eres? ¿Un hombre? ¿Una mujer? No lo sé. La imagen que tengo de ti es la del andrógino de Leonardo; eres la imagen de aquellos seres a los que nunca dejé de pintar y que son contemporáneamente hombre y mujer.

Te imagino doble. Hecho de dulzura y vigor, como el ángel que abatió a Jacob pintado por Delacroix. Tus alas son inmensas; tus cabellos, rayos de luz; tu rostro resplandeciente es luz venida de la luz. En ti no veo ni brazos ni manos: eres una llama. Y sonríes siempre. Cuando los escultores te han representado en la piedra te han dado la sonrisa, que parece ser tu único lenguaje.

¡Cuántos poetas te han cantado! Vigny, Lamartine, Claudel. Entre ellos, también Mallarmé y su discípulo Valéry, a quien Degas llamaba «Angel». Todos aquellos que han querido crear un mundo nuevo que uniera el espíritu a la literatura se han inspirado en ti, el Silencioso, el Eterno.

Cuando pienso en mi pasado buscando las fisuras por cuales se ha filtrado la felicidad, evoco aquellos encuentros. Mi vida es una constelación de encuentros con seres hallados por casualidad. Has sido tú, me imagino, ángel verdaderamente custodio, quien provocó los imponderables que han tejido mi destino. Eres el visitante inesperado que viene a anunciar una alegría. Como el ángel Gabriel, que visitando a María la saludaba llamándola «llena de gracia», proyectándose en ella y acogiéndola en sí.

¡Oh ángel, que anuncias la impensada felicidad! ¡Oh ángel de la agonía, que consuelas a Cristo en su pasión, que eres testigo de su sufrimiento y de su sudor de sangre! ¡Oh ángel que sonríes aun en escultura, ángel de Reims, ángel de Marthuret en Riom, ciudad de mi madre, ángel que haces sonreír también a las piedras!

¡Oh ángel, no me olvides en mi última hora!

A veces me ocurre pensar que los seres impalpables que atraviesan nuestras noches y que son llamados «extraterrestres» no son otra cosa que ángeles en la tierra... Y cuando observo los astros en el cielo estrellado, imagino miríadas de ángeles. Entonces me duele sentirte solitario.

¿Eres único? ¿Eres múltiple? ¿Cuántos ángeles hay? Tiendo a creer que los ángeles son un pequeño ejército. La liturgia me obliga a imaginar tales miríadas de ángeles: Querubines, Serafines, Tronos, Dominaciones...

Así describe a los ángeles Catalina de Génova: «Rostros bellos, alegres, con ojos tan puros y tan limpios, que no podía dejar de sonreír».

Cuando dudaba de tu existencia, el colega Etienne Souriau, profesor de estética en la Sorbona, me ha dicho: «Es su fe cristiana la que lo hace creer en los ángeles. Debería usar también la razón». Es precisamente a través de la razón que he concluido que los ángeles existen.

He buscado (además de en los símbolos, la liturgia, la poesía, las creencias y los gestos) el sentido, la idea, el significado último.

Y creo que en todo continente, en cada nación, en cada provincia, en cada vida, en cada destino individual, quizá también en cada hora que pasa, existe un ángel.

Busco la palabra menos inexacta para definir la función del ángel. No encuentro otra que ésta: cuidar. Es la función que te asigna la fe. El ángel custodio.

Los lectores de mis libros saben que busco incesantemente discernir, definir lo que hay de Eternidad en el tiempo (como han hecho Spinoza y tantos otros), pero, todavía más (cosa ya rara), cómo subsiste el tiempo en la eternidad...

Será fácil entender que mi pensamiento haya saludado al ángel como «agente de conexión» entre dos reinos, el del cielo y el de la tierra.

Te imagino siempre dispuesto a agregar, a reconciliar, a llevar mensajes, a unir —como decía Marthe Robin— «con el eterno amor y en la unión».

Oh ángel, cuídame.

Traducción de Juan Jesús Priego

EL OBSERVADOR 559-13

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FIN

 
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